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((**Es18.36**) -Si se uniesen todos los Borbones, contestó el abogado, los medios existen. -Pero tengan presente que, si no hay probabilidad, o mejor, certeza de triunfo, los males que sobrevendrían a Francia serían inmensos. ->>Y cuál sería su juicio sobre la suerte de la empresa? -Que se haga en todo la voluntad de Dios. ->>Daría usted su bendición a los príncipes borbónicos? ->>Y por qué no? Pero sólo en el sentido de que se haga la voluntad de Dios en todo; y nada más. ->>Me autoriza a referir sus palabras? -No tengo ninguna dificultad. Después de este diálogo, el abogado dijo que le habían mandado a Venecia para recibir órdenes de don Carlos. Alguien sospechó que fuera un agente investigador de la policía francesa, enviado para averiguar cuáles eran las ideas políticas de don Bosco. De todos modos, las respuestas del Santo no podían despertar sospechas ni dar pie a acusaciones de ningún tipo. Su sistema había sido siempre el de no entrar jamás en política. La otra visita a que nos referíamos, tenía por objeto obtener una curación. Un señor, que se había hecho nombrar caballero por medio de don Bosco, le había prometido una cantidad para sus obras, pero, aunque tenía posibilidades, no había cumplido su promesa. ((**It18.30**)) Y ocurrió que un hijo suyo, afortunado factótum de los asuntos de la casa, cayó gravemente enfermo. Al darse cuenta del peligro, corrió su padre para rogar a don Bosco con fervor que pidiera e hiciese pedir al Señor su curación. Era el día diecinueve de enero. -Yo he prometido de buen grado que pediría, dijo después don Bosco a uno que estaba a su lado, pero su hijo ha sido llamado por Dios. Hubiera sido menester que el caballero hubiese dicho a don Bosco: -Mire, don Bosco, aquí tengo quince mil liras para dárselas a usted y debe obtenerme esta gracia de María Auxiliadora. Entonces, sí; pero ahora no puedo hacer más que rezar al Señor para que lleve a su hijo en seguida al cielo, cuando muera. De acuerdo con la doctrina del Santo, el que no es generoso con Dios tiene pocas esperanzas de recibir de El gracias extraordinarias. Muy distinta fue la experiencia que hizo una insigne bienhechora de don Bosco, la condesa Vanda Grocholska, princesa de Radziwill. En el mes de marzo de 1886, un día antes de que don Bosco saliera(**Es18.36**))
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