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((**Es18.246**) notables por prudencia, más insignes por virtud, y porque está asistido de modo particular por el Espíritu Santo para el gobierno de la Iglesia>>. El cardenal Di Canossa, obispo de Verona, le escribía el día veintiséis de diciembre recomendándole a su hermano Octavio y le decía: <>. Por fin, le declaraba su <>. Don Bosco le contestaba tres semanas después. Eminencia Reverendísima: He recibido con grandísima satisfacción los saludos y la bendición de V. E. Rvma. y he tenido el gusto de saludar a su señor hermano, el conde de Canossa. Al presente todas nuestras oraciones se dirigen a la Santísima Virgen Auxiliadora, a fin de que conserve todavía ad multos iubilares dies a V. E, para gloria de la Iglesia y amparo de los necesitados, especialmente de los pobres Salesianos que humilde, pero encarecidamente, se encomiendan a la caridad de las plegarias de V. E. Bendíganos a todos y dígnese considerarnos como sus pobres, pero afectísimos hijos y servidores. Turín, 14, 1887. Por todos, JUAN BOSCO, Pbro. Tenga compasión de esta mi mala letra. A vuelta de correo, le manifestó el Cardenal con estas líneas su inmensa alegría. Es esta carta un precioso documento que manifiesta el elevado concepto que tenía de don Bosco y de su Obra una lumbrera tan alta de la Iglesia. Verona se preparaba precisamente por aquellos días para celebrar las bodas de plata episcopales de su Obispo. León XIII se había adelantado a los diocesanos con una carta de felicitación, a la que aquí se alude. ((**It18.279**)) Venerabilísimo y carísimo don Bosco: Después de la admirable carta de nuestro Santo Padre León XIII, ninguna otra de las recibidas en estos días me ha proporcionado más alegría y satisfacción que la suya, tan afectuosa, que he recibido esta mañana. íMil y mil gracias! Porque, en medio de tantas y tan santas ocupaciones como las suyas, no sólo se ha acordado de mi pobre persona, sino que hasta se ha tomado la molestia de escribirme por su propia mano... Le estoy reconocido de corazón, y ya que no puedo hacer otra cosa, pediré al Señor, más que de costumbre, que bendiga a usted y a sus provechosas empresas. Dije más que de costumbre, porque aprecio y quiero a sus Salesianos y, aunque indignamente, (**Es18.246**))
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