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((**Es18.234**) que nos ingeniemos y nos proveamos de profesorado conforme a la ley. Actualmente hay que acometer al enemigo con el escudo más que con las armas. Ante esta apremiante instigación de don Bosco, la palabra estimulante de don Francisco Cerruti consiguió que numerosos hermanos, aun cuando ya había pasado el tiempo más adecuado para ellos, se entregaran a laboriosos estudios para ponerse en condiciones de conseguir los títulos legales indispensables para poder dar clase en los centros privados. Se le debe una merecida alabanza por haber organizado los estudios y las clases de nuestra Sociedad. No porque hasta entonces no se hubiera hecho nada en este sentido. <> 1, y el nombre de don Celestino Durando quedará impreso con caracteres de oro en nuestros anales. Pero todavía era aquél el período heroico de nuestra historia. Nuestra Pía Sociedad contaba pocos años de vida. El campo que se abría a nuestra actividad era vasto y sin confín; el número de los operarios era exiguo, reducidísimo y desproporcionado para las necesidades que se debían atender.Apenas si llegaba el tiempo para el trabajo del día, puesto que cada uno se veía obligado a multiplicarse, cubriendo las ocupaciones de varios. Y, en tanto, Dios miraba complacido y bendecía los trabajos de aquellos hombres denodados que, llenos de buena voluntad e inflamados por el celo que adquirían al contacto con don Bosco, afrontaban los trabajos del apostolado con el santo ardimiento con que el pastorcillo David, armado con una honda salió al encuentro del gigante Goliat; y quizás nunca hubo un trabajo más abundante en frutos>>. Pero no se podía continuar siempre así; todos deseaban que se organizara una formación normal de los maestros y educadores salesianos. Don Francisco Cerruti dedicó a tan noble empresa todas sus energías 2. ((**It18.265**)) Don Francisco Cerruti fue uno de aquellos hombres providenciales, 1 Sac. A. LUCHELLI: Don Francesco Cerruti. Elogio fúnebre, Turín, Tip. SAID <> 1917. 2 Ya antes de que una unánime votación le confirmara en el cargo que don Bosco le había confiado pocos meses antes, era muy reconocida la importancia de su actuación. El año 1886 se cumplía el décimo quinto centenario de la conversión de san Agustín. Y él ideó conmemorar tal acontecimiento con una velada que se celebró en san Juan Evangelista el día diez de junio. El programa revela la mentalidad de aquel hombre. La carta de invitación, con la firma de don bosco, debió ser escrita por él (Ap., Doc. núm. 60). (**Es18.234**))
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