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((**Es18.210**) Querido padre, acuérdese de este su pobre hijito de América, que no volverá a verle más en esta tierra. Ruegue mucho por mí, a fin de que un día, después de haber practicado con todas mis fuerzas las Reglas salesianas, pueda arrojarme a sus pies allá arriba en el paraíso>>. Desde allí también dos hijos americanos, los clérigos Echeverry y Canessa, empleando ambos su propia lengua, se lamentan de no haberle visto nunca y dicen que le conocen a través de las narraciones de los Superiores y se encomiendan a sus oraciones. Y, bajando después a Buenos Aires, he aquí a don Víctor Durando, director de la reciente casa de Santa Catalina, que une a los filiales augurios ((**It18.235**)) para su <> una bonita relación sobre la marcha del nuevo colegio; he aquí a don Santiago Costamagna que, en una carta firmada por todos los Hermanos, dice enfáticamente en nombre de todos: <<íOh, don Bosco, nuestro queridísimo don Bosco! Todos los hermanos de las casas de San Carlos, de la Misericordia, de La Boca, de Santa Catalina y de La Plata, que conocemos cada día mejor el gran favor que Dios nos hizo cuando nos dio a don Bosco por Padre, locos de alegría, porque también este año vemos llegar el espléndido día onomástico del queridísimo Papá, enviamos un Viva don Bosco, al unísono, que traspase el Océano y llegue al patio de ese feliz Oratorio para alegrar el más hermoso día del Padre de la juventud de dos mundos; deseamos que nuestro bendito Patriarca se convenza cada día más de lo muchísimo que le quieren todos sus hijos de la Inspectoría Argentina y que pretenden sin excepción ser todos hijos dignos de un Padre tan grande>>. Dos hijos enamorados manifiestan desde San Nicolás su afecto en largas cartas, narrando entusiasmados los episodios de bien en que han participado. Don Evasio Rabagliati, que será el primer Inspector Salesiano en Colombia, confiesa: <>. El colegio de San Nicolás tenía muchos alumnos irlandeses, procedentes de una poblada colonia de aquella nación, que se encontraba muy cerca. Eran atendidos, lo mismo dentro que fuera, por don Evasio Rabagliati, que hablaba un poco de inglés y, especialmente, por don Patricio O'Grady, que fue al Oratorio desde Irlanda. Escribía éste a don Bosco en francés: <(**Es18.210**))
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