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((**Es18.203**) en esta tierra de tribulaciones y espinas. Confiamos en sus oraciones y en las de nuestros queridos hermanos y cooperadores. Sí, rece porque lo necesitamos en estos momentos. Desde el Brasil hasta la Tierra del Fuego le saludan sus hijos y piden por su preciosa salud. Desde los Alpes al Lilibeo sabemos que hay hermanos nuestros que le quieren; pero no son menos que ellos los que le quieren muchísimo desde los dos grandes Océanos del Pacífico y el Atlántico, con los que no pueden compararse el Mediterráneo y el Adriático. Reciba los saludos de todos y bendíganos en el Señor. Al venerando Capítulo y a sus no menos venerandos sujetos (miembros), el testimonio de nuestra humilde sumisión y mi pastoral bendición. Amén. San Nicolás, 22 de febrero de 1886. Afectísimo hijo en J. C., JUAN, Obispo de Mágida P.D. He recibido de Roma, junto con la facultad para autorizar los Matrimonii misti cum cautelis (matrimonios mixtos, con cautela), una carta laudatoria del Cardenal Simeoni, respondiendo a la primera relación que envié a Propaganda. Ahora estoy preparando la segunda, que mandaré a don Francisco Dalmazzo con un duplicado para Turín. Preparo también una relación semejante para la Propagación de la Fe y la Santa Infancia 1. ((**It18.227**)) Monseñor Cagliero, a causa de las deudas que pesaban sobre la Inspectoría Argentina, había decidido no abrir más casas, al menos por un año; pero circunstancias providenciales le hicieron desistir de su propósito. En 1885 el Gobierno de La Plata había prometido a los Salesianos un precioso terreno, a condición, sin embargo, de que no tendría efecto el contrato estipulado, si no se erigía allí un colegio. Los Salesianos tenían muchos deseos de establecerse en La Plata, en razón de que la mayor parte de la población era italiana. Pero, teniendo tantas deudas, >>cómo arriesgarse a construir? Se abandonó, pues, la idea. Acudieron en seguida los protestantes, que estaban al acecho y obtuvieron las mismas facilidades gubernativas. Pero, después de edificar allí su templo y construir dos casas tuvieron que marcharse, sin que nunca se supiera por qué. Enconces el canónigo Carranza, párroco en la ciudad, adquirió los edificios y el terreno y después, con apremiantes recomendaciones del Arzobispo y de otras personalidades influyentes, se presentó a los Salesianos y se los ofreció. Después de lo acaecido, se consideró que no se podía rechazar. Así comenzó 1 Pueden servir, de complemento a estas noticias, las que su secretario don Antonio Riccardi, envió a don Bosco el doce de marzo (Ap., Doc. núm. 51). (**Es18.203**))
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