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((**Es18.191**) misión. En América no tengan miedo a las deudas; sean éstas transferidas al Capítulo Superior, pero esfuércense por regularizar las cosas. A los donantes ordinarios se les respondía con una cartita de agradecimiento litografiada sobre un original de don Bosco; pero en ciertos casos respondía personalmente el Siervo de Dios, lo mismo para agradecer las grandes limosnas que las pequeñas, como se ve por las dos cartas, cuya copia tenemos. La primera es para el canónigo Blas Rumiano de Susa, que había sido su compañero en la Residencia Sacerdotal. Muy querido Canónigo: Quiero escribirte yo mismo para asegurarte que agradecí mucho tu carta y tu limosna. Si no tienes el mérito de los perturbadores, tienes el de los donantes, como tú haces. >>Por qué no vienes nunca a ver a este tu pobre amigo? Presenta mis saludos a nuestro común amigo el canónigo Bermond. Saluda in Domino a tu hermana, si Dios no la ha colocado todavía en el sitio que María la había preparado ya en el paraíso. Que Dios nos bendiga y, tú, créeme siempre en J. C. Turín, 30 de noviembre de 1886. Afmo. amigo, JUAN BOSCO, Pbro. ((**It18.213**)) Un Cooperador que nunca se hacía el sordo a las llamadas de don Bosco era el muy caritativo conde Eugenio De Maistre, el cual, también esta vez, echó su mano generosa a la bolsa, y obtuvo la siguiente respuesta: Carísimo señor conde Eugenio De Maistre: Estaba escribiéndole una carta en la que le aseguraba que, en estos días, haríamos en el Oratorio oraciones especiales por usted y por toda su familia, cuando oportunamente llegó el señor Vergan, trayéndome la generosa limosna de dos mil liras de su parte. Bendito sea siempre el Señor y mi agradecimiento eterno para usted. Tengo firme esperanza de que María Santísima Auxiliadora recompensará generosamente su caridad. Pido al Cielo que sean muy abundantes las cosechas de sus campos, buena la salud de toda su familia y grande la satisfacción de verlos a todos avanzar de virtud en virtud, hasta que pueda verlos a todos reunidos a su alrededor en el Paraíso. Nosotros demostraremos nuestro agradecimiento de la mejor manera que podamos. Por esto, nuestros huérfanos, en estos tres últimos días del año, harán comuniones y oraciones especiales por estas tres intenciones: el día veintinueve de diciembre por el papá, conde De Maistre; el día treinta por la señora Condesa, su madre; y el día treinta y uno en sufragio de la señora Condesa, su difunta esposa. Ruégole presente mis saludos a toda su familia y se digne rezar también por mí y por esta mi familia de doscientos cuarenta mil huérfanos, que le profesan, todos, la (**Es18.191**))
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