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((**Es18.161**) -En esto os considero a todos como hijos míos. Estad siempre así, sin porfía de preferencias. Veo aquí a directores, predicadores de ejercicios, miembros del Capítulo Superior, todos reunidos como en una sola familia. Quisiera deciros muchas cosas; pero mis pulmones ya no quieren soplar. Se las diré a don Miguel Rúa y él os las repetirá. Mientras tanto, rezad por don Bosco. Y, así diciendo, se alejaba, en tanto que los presentes conmovidos le rodeaban para besarle la mano 1. Por fin, muy debilitado y lleno de dolores, dejó aquella casa el día treinta y uno por la mañana. Quedóse en el Oratorio el resto del día y salió para Valsálice el día siguiente a las diez. Al pasar por delante de las Hijas de María Auxiliadora, donde se habían reunido muchas Hermanas para sus ejercicios espirituales, quiso pararse. Entró, dio a todas reunidas en la capilla unos recuerdos, las bendijo y tomando de nuevo el coche, prosiguó su camino. Le esperaban en Valsálice todos los miembros del Capítulo General. Por la tarde hubo una reunión en la iglesia. Don Bosco ((**It18.178**)) se sentó en el presbiterio, con los miembros del Capítulo Superior que concluían su mandato. Después del canto del Veni Creator, don Miguel Rúa declaró abierto el Capítulo General, en nombre de don Bosco y leyó los artículos del Reglamento que se refieren a tal objeto. Después, invocada la protección de la Santísima Virgen con el canto del Ave Maris Stella y recibida la bendición de Jesús Sacramentado, se pasó a la sala de reuniones para celebrar la sesión preparatoria. Hízose una sucinta relación de las incumbencias que se confiaban a los que iban a ser elegidos, se estableció que se hiciera la elección al día siguiente, por la mañana, y que se tuviese, por la tarde, la primera sesión para tratar del quinto y séptimo tema, referentes a los centros de estudios para los clérigos en las distintas inspectorías y la redacción del Catálogo de nuestra Sociedad: eran dos asuntos poco importantes pero que, según pensaba el regulador, servirían para mayor armonía de los capitulares y para facilitar las discusiones. Era la primera vez que el Capítulo Superior se presentaba ante el Capítulo General con su secretario en la persona de don Juan Bautista Lemoyne. El secretario no es propiamente uno de los Superiores del Capítulo, a cuyas órdenes simplemente está; no podía, pues, ser comprendido entre los electores, ni en fuerza de la Regla que atribuía el derecho de elección al Capítulo Superior, ni en fuerza del derecho común; por tanto, la asamblea, valiéndose de sus poderes, antes de 1 J. B. FRANCESIA, Vida popular del Beato don Juan Bosco. Turín, S. E. I., pág. 216. (**Es18.161**))
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