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((**Es18.146**) He escuchado con gozo las palabras que se han dicho. He entendido y saboreado vuestras expresiones y vuestras promesas. Ha dicho el señor Cura de la Gran Madre de Dios que nadie aventaja a los muchachos de los primeros tiempos del Oratorio en su amor a don Bosco. El Señor ingeniero Buffa asegura que los amigos cooperadores no van en zaga a nadie en el afecto que me tienen y que, este afecto de miles y miles, no tiene límites. Me toca ahora a mí decir a quiénes quiero más. Mirad, he aquí mi mano: >>a cuál de estos cinco dedos quiero más? >>De cuál de ellos prescindiría? Ciertamente que de ninguno, porque los quiero a todos y los necesito a todos igualmente. Pues bien, os digo que os quiero a todos y a todos igualmente y sin medida. Quisiera deciros en estos momentos muchas cosas referentes a mis hijos y a los Cooperadores Salesianos. La propuesta del señor Cura de la Gran Madre de Dios de animar a cada uno de los presentes a incrementar la Obra de los Cooperadores Salesianos es una ((**It18.161**)) propuesta de las más bonitas, porque los Cooperadores son el puntal de las obras de Dios por medio de los Salesianos... El Sumo Pontífice León XIII no sólo es el primer Cooperador, sino el primer operador. Os basta observar la fachada de la iglesia del Sagrado Corazón. Ella os dice que la obra de los Cooperadores, la obra del Papa, se ha instituido para sacudir a muchos cristianos del letargo en que yacen y difundir la energía de la caridad. Esta es la obra que, en estos momentos, parece de excepcional oportunidad, según ha dicho el mismo Sumo Pontífice. >>Podría un hombre hacer lo que hemos hecho nosotros? >>Podría un hombre llevar la luz del Evangelio a tantos lugares y a tanta distancia? De ninguna manera hubiera podido hacerlo un hombre. No es don Bosco, íes la mano de Dios que se sirve de los Cooperadores! Escuchad: habéis dicho, en este momento, que la Obra de los Cooperadores es querida por muchos. Y yo añado que esta Obra se extenderá por todos los países y se difundirá por toda la cristiandad. íVendrá un tiempo en que el nombre de Cooperador querrá decir verdadero cristiano! íLa mano de Dios la sostiene! Los Cooperadores serán los que ayudarán a promover el espíritu católico. Será una utopía mía, pero la sostengo. Cuanto más combatida sea la Santa Sede, más exaltada será por los Cooperadores; cuanto más vaya creciendo la incredulidad por todas partes, más levantarán los Cooperadores la antorcha luminosa de su fe activa. Después de despedirse de sus queridos amigos, salió aquella tarde para Pinerolo con Lemoyne y Viglietti. Había llegado de Pinerolo, para recogerlo, el Rector del Seminario. A su llegada, lo estaba esperando el Obispo con un coche propiedad de un señor de la ciudad, que se lo había cedido. Monseñor lleno de alegría, por tener de nuevo consigo al Siervo de Dios, había hecho preparar en su villa episcopal de San Mauricio, alojamiento para él y para sus dos secretarios. Con el repentino traslado a aquella altura, don Bosco se encontró un poco agitado la primera noche. Tuvo un largo sueño del cual, sin embargo, sólo recordaba al día siguiente que lo habían llamado con mucha prisa para ir a la estación y que apenas si había llegado a tiempo para tomar el tren; que pasó, luego, por un lugar donde se libraba una gran batalla y que, de improviso, se encontró en medio de la refriega. (**Es18.146**))
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