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((**Es18.143**) Firme en su decisión de negar al hijo el consentimiento que le había pedido para hacerse salesiano, había accedido a su deseo de ir con él a Turín para conferenciar con don Bosco y observar de cerca sus obras, mas no ciertamente para tratar sobre la vocación. Después de la comida, se retiraron los tres y se reunieron en íntimo coloquio. Expuso el padre los planes de la familia sobre el porvenir de Augusto y rogó al Santo que le diera su iluminado parecer. Don Bosco, aunque no tenía dudas sobre la vocación del joven señor, no hizo más que repetir lo que en otras ocasiones le había manifestado por escrito: que se preparara para el porvenir de manera que respondiera a las legítimas esperanzas de su familia y de Polonia. Pero añadió: -Sin embargo, creo que, si la voluntad de Dios se manifestara, de modo evidente, contraria a los proyectos de Su Excelencia, usted no debería oponerse. -Sin duda, dijo el padre; más aún, sería una dicha para mí tener un hijo en el estado eclesiástico. -Sería algo excelente, concluyó don Bosco. Un miembro de familia tan influyente podría hacer mucho bien a la Iglesia y a la patria. De todos modos, hágase siempre en todo la santa voluntad de Dios. Padre e hijo se separaron de don Bosco muy contentos. El padre se había formado un alto concepto de él y estaba seguro de que finalmente Augusto se acomodaría a los designios paternos; el hijo estaba satisfecho de que su padre hubiese cambiado de opinión respecto a don Bosco y se marchó dispuesto a seguir los consejos del Santo. En efecto, ya en Sienjawa y dedicado a los negocios, realizó operaciones financieras de gran valor, representando maravillosamente al padre y manteniendo dignamente las tradiciones de su Casa. El príncipe Ladislao estaba en el colmo de la alegría. Pero ícuántas veces en este mundo, respecto al porvenir de sus hijos, el padre propone y Dios dispone! ((**It18.158**)) Los calores del estío debilitaban cada día más a don Bosco: un principio de disentería le molestaba bastante. Aceptó, pues, el consejo de ir a Valsálice, donde, salvo a las horas del mediodía, la temperatura se mantiene fresca, hasta en el rigor del verano. Fue allí con Viglietti el siete de julio. En realidad se hubiera deseado que volviese a Pinerolo, como dos años antes, y el Obispo se consideraba feliz de cederle su finca; pero, primero dudaba un poco y, después, cuando se decidió a salir 1 determinó ir a Valsálice hasta el día quince, porque 1 Véase Ap., Doc. núm. 29. (**Es18.143**))
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