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((**Es17.679**) El señor conde de Franqueville me ha encargado le avise que el dinero en su poder apenas si llega para pagar los primeros gastos de compra de la casa y está muy lejos de proveer a los gastos necesarios. Por otra parte, las limosnas son muy escasas y son muchos los que aguardan la llegada de don Bosco a París para entregarnos sus donativos. Por eso, creemos que la visita de don Bosco no sólo es utilísima, sino necesaria; de lo contrario no sabemos qué hacer para volver a despertar las simpatías que nos aportaría lo necesario para pagar la casa y sostenerla. El momento más favorable para don Bosco sería a finales de abril, o a primeros de mayo, cuando se celebre la reunión de nuestros Cooperadores para la inauguración de la casa bajo la presidencia de S. E. Mons. Richard o del Nuncio Apostólico. En esta ocasión se bendecirá una estatua de María Auxiliadora. Piense en este proyecto y tenga la bondad de darme una respuesta satisfactoria. Se dice que don Bosco recibió mucho dinero en su primer viaje y que recibiría mucho más todavía ahora que tiene una casa en París... En cuanto a la obra de los italianos residentes en París, volví a visitar a la condesa de Rende y le transmití la respuesta que recibí de don Pablo Albera, que es precisamente la misma que usted me manda hoy. Sin embargo, como parecía que la condesa estaba algo descontenta de nuestra imposibilidad para hacer algo positivo enseguida, he creído conveniente asegurarla que nos esforzaremos por empezar la obra, en pequeña escala al principio, cuando esté todo preparado en la Villette 1. ((**It17.786**)) El Nuncio Apostólico se ha puesto al frente del Patronato de esta obra y la aprecia mucho. Dentro de poco, tengo que ser presentado a él, que es muy bueno con nosotros y le hablaré de ella lo mejor que pueda, ateniéndome siempre a la respuesta de usted. De todas maneras, el trabajo abunda y aumenta cada día más. Ya tenemos en nuestra casa un pobre muchacho desamparado, que parece tener vocación eclesiástica y, probablemente, salesiana y cuya vocación estaba en peligro. Quizás no hice bien, pero no pude contemplar tanta miseria, tanto peligro y no socorrer a un pobre abandonado. Estoy muy satisfecho de nuestros jóvenes, gracias a Dios. El día quince celebraremos en nuestra casa la fiesta de San José, con la primera comunión de diez muchachos ya mayores y necesitados. El cura párroco de Ménilmontant vendrá a nuestra casa y le haremos un buen recibimiento. Rece por nosotros. Para Pascua tengo que predicar tres tandas de ejercicios espirituales. Rece por su pobre, París, 28 de febrero de 1885 CARLOS BELLAMY 1 En la carta citada escribía: <>. (**Es17.679**))
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