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((**Es17.657**) estuvo de vuelta, lo envié a Buenos Aires. Porque aunque tenemos nosotros la razón y la Curia Eclesiástica así lo ve, no sirven razones contra la fuerza. Y ahora hay que sufrir las consecuencias de una indignación injusta. Mientras sucedía esto en Viedma, una revista semanal que aparece cada domingo en Carmen, la emprendió contra el Alcalde y contra mí, y era el general Winter quien atizaba el fuego en este periódico, por medio de algunos oficiales del ejército, haciendo que me insultasen y me acusaran después ante la Curia Eclesiástica. Me defendí en el periódico La Voz de la Iglesia y pedí que se enviase a Patagones algún encargado de la Curia para que se aclarasen las acusaciones. Al mismo tiempo, pedí licencia para demandar judicialmente, por calumniador, a quien me había injuriado, pero don Santiago Costamagna no me permitió dar este último paso y dejó que se enviaran personas para poner en claro la verdad de los hechos. Vinieron éstas, encontraron que, por nuestra parte, todo estaba en regla y así quedó reivindicado nuestro honor. La población, que siempre estuvo de nuestra parte, quedó satisfecha con esta sentencia. Mientras tanto, la casa ha perdido algunas ayudas, que los agentes del Gobierno nos prestaban bondadosamente y, tanto nosotros como nuestros huérfanos, pasamos grandes apuros para vivir. Hemos comenzado a construir la nueva iglesia en Patagones o, mejor, a continuar las obras que empezamos el primer año de nuestra misión, pero van muy despacio por falta de medios. La población es muy pobre y el Gobierno no nos ha dado ninguna subvención hasta ahora. Necesitamos preparar una morada, lo menos incómoda posible, para cuando venga monseñor Cagliero, ya que nosotros mismos no disponemos de vivienda suficiente y nos faltan medios para ampliarla. íSi Monseñor nos trajera alguna ayuda de Europa! Recibí de don Miguel Rúa la noticia de que mi madre está recogida en el Oratorio. Le agradezco de corazón esta caridad y recompense el Señor a usted y a la Congregación cuanto han hecho por mi familia. Esto me consuela y me tranquiliza. De todo corazón, le saludo y deseo felicidad, al mismo tiempo que haré todo lo posible para corresponder a cuanto me pide la Congregación. ((**It17.760**)) Enviaré los retratos de los hermanos y de las hermanas, junto con los correspondientes a los colegios.Yo no estoy en ellos, porque, el día en que se hizo la fotografía, había ido a asistir a un enfermo a doscientos kilómetros de distancia. Reciba los saludos de nuestros hermanos, de las hermanas y de nuestros huerfanitos y huerfanitas. Patagones, 4 de marzo de 1885 Su afmo. hijo en J. y M., JOSE FAGNANO, Pbro. (**Es17.657**))
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