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((**Es17.649**) Confiando en su colaboración, le doy anticipadamente las gracias y le deseo todo bien de Dios, a la vez que tengo el gusto de profesarme, De V. S. Ilma. Turín, 4 de noviembre de 1884 Su seguro servidor, MIGUEL RUA, Pbro. 36 Carta de un masón a don Miguel Rúa Señor don Miguel Rúa: Tengo ante mis ojos su, naturalmente, rastrera circular dirigida a todos sus hipócritas socios para cooperar a la adquisición de objetos sagrados para el teólogo Cagliero, nombrado Obispo por Su poca Santidad León XIII. A todos nosotros, que estamos por la verdad de las cosas, nos parece que este acto no sirve más que para sonsacar el dinero a los pobres imbéciles creyentes, porque en ocasiones semejantes los curas pueden jactarse de poseer la exclusiva para traficar con la ley de Cristo, nuestro Redentor. Por suerte, nuestra Sociedad se esforzará por dar a conocer a nuestro prójimo la grama que se esconde bajo esa negra sotana y estamos seguros de que los clericales tendrán que deshacerse, como la nieve al sol, con alegría de todo el mundo, cuando conozcan a fondo cuál es la ley que guía su religión, que no tiene de ello más que el nombre, mas, por desgracia, es sólo un mercado inmoral. >>No os da vergüenza a vosotros, alpargateros de sandalias papales para el Vaticano, admirar la luz que os da la vida, cuando pensáis que, so pretexto de insinuar la virtud, prodigáis el más abyecto vivir? Vosotros, que no conocéis el amor de la familia, que huís de la sociedad como de un demonio; que, en una palabra, no conocéis en el mundo más que a vuestras Perpetuas 1, >>vosotros queréis, mediante vuestra inmoralísima confesión, convertiros en maestros de la civilización? íMalditos seáis! Pobre Italia, que, en parte, te encuentras entre las garras venenosas de los curas, haz que surja un nuevo Redentor y ten la seguridad de que lo primero a destruir serán esas serpientes que te envenenan; serán los prelados de la iglesia. Su Santidad (así lo llaman) vive encarcelado (eso dicen) entre doradas paredes de palacios reales y entre la pompa que corresponde a un ministro de Dios (pero no creado por Dios, sino por un demonio y nombrado por sus iguales), porque él vivió y murió humilde y pobre. ((**It17.751**)) Pensad, poco amigos nuestros, que no está lejos nuestro tiempo propicio y ya anticipamos el gusto de veros subyugados no por la fuerza, sino por la verdad que lucha contra vosotros. Sería demasiado largo describiros vuestros vicios ocultos que, de todos modos, vosotros mismos conocéis mejor que nosotros. íAtención, cuervos belicosos, la catástrofe 1 Amas o criadas. En la novela Los Novios de Manzoni, se llama Perpetua la criada de don Abundio el cura (N. del T.). (**Es17.649**))
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