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((**Es17.584**) No se obtuvo la gracia, pero, como escribía la señora al Boletín Salesiano el día 2 de abril de 1891, nació entonces en dicha familia una confianza extraordinaria en las oraciones de don Bosco, tanto que, después de su muerte, encontrándose en excepcionales apuros, recurrió a María Auxiliadora, poniendo por intercesor al Siervo de Dios y puede decirse que fue casi milagrosamente librada ((**It17.681**)) de las aflicciones que la atormentaban. Todo esto se ve también confirmado por una relación del reverendo Cagn_li, párroco del Sagrado Corazón. La señora Maggi Fannio, de Padua, pretendía, ni más ni menos de don Bosco, que mandase a María Auxiliadora que le concediera inmediatamente una gracia deseadísima y recibió la siguiente respuesta: Respetabilísima Señora: Querría mandar a la Santísima Virgen y decirle que le conceda inmediatamente la gracia que desea. Pero no puedo hacer más que pedírselo humildemente. En este sentido, junto con mis huerfanitos, suplicaré que esta Celestial Madre oiga su súplica, y usted será ciertamente escuchada en todas las peticiones que no sean contrarias al bien eterno de su alma, Estoy semiciego y escribo con dificultad; compadezca, por tanto, mi mala letra. Dios la bendiga, benemérita Señora; acuda en mi ayuda con su caridad y Dios se lo recompensará abundantemente. Dígnese, además, rezar por este pobrecito, que será siempre en J. C., su Turín, 15 de septiembre de 1885 Humilde servidor, JUAN BOSCO, Pbro. La misma señora, poco después, le envió a Turín una discreta limosna, insistiendo en que le obtuviese la suspirada gracia. Se acusó recibo en nombre de don Bosco ausente; pero, cuando él se informó de ello, quiso escribirle de su puño y letra. Respetabilísima Señora: Me encuentro fuera de Turín, pero creo que se le ha hecho el oportuno acuse de recibo de su generoso donativo de quinientos francos. Le renuevo mi más vivo agradecimiento, asegurándole que seguiremos haciendo nuestras humildes plegarias comunitarias y privadas y, por mi parte, cada mañana en la santa misa, no dejaré de hacer un memento según su piadosa intención. Tengo plena confianza en que obtendrá la gracia que pedimos al Señor, pero siempre con la condición de que nuestra petición no sea contraria al bien de nuestras almas. >>Le parece bien así? Con mucho gusto, pues, celebraré la santa misa según las intenciones que usted manifiesta. (**Es17.584**))
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