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((**Es17.575**) -Querido señor abogado, le respondió, helo aquí: envío el Boletín Salesiano a quien lo quiere y a quien no lo quiere. Don Bartolomé cazó al vuelo la idea. El publicaba una revista bimestral titulada El Rosario y la Virgen de Pompeya, pero no había imaginado todavía el concepto del poder ya alcanzado por la prensa. De regreso a Valle di Pompei, mejoró la tipografía, aumentó la maquinaria y multiplicó los ejemplares de la revista: de cuatro mil en 1884, pasó a setenta y dos mil en los dos lustros siguientes. Por eso, don Bosco es considerado allí como el que <> 1. Tenemos quince cartas, guardadas hasta ahora en el archivo por carecer de conexión con los temas precedentes o, en todo caso, inoportunas si se intercalaban en otro lugar, que vamos a reproducir aquí finalmente, entrelazadas con un abanico de noticias biográficas que traemos para ilustración de aquéllas. MISIONES Y GOBIERNOS Hemos visto, en el undécimo y vigésimo segundo capítulos, cómo los Gobiernos de Argentina y Uruguay legislaban contra la Iglesia, y asestaban sus tiros principalmente contra las corporaciones religiosas. Don Bosco, apenas oyó de lejos el tronar de la tormenta, corrió al abrigo, dando instrucciones los dos Inspectores sobre la conducta a seguir; entre otras cosas, al acercarse ((**It17.671**)) el momento del peligro, deberían recurrir a los representantes diplomáticos de Italia en ambas capitales. Pero entonces, dadas las relaciones existentes entre el Estado y la Iglesia en Italia, no era tan fácil para los eclesiásticos encontrar apoyo ante hombres a menudo sectarios y, generalmente, liberales más o menos ardorosos. Por eso, el Santo se industrió para conseguir del Gobierno italiano alguna útil declaración. So pretexto, pues, de implorar una subvención, extendió un memorial sobre las escuelas fundadas por él en América y lo remitió al Ministro de Asuntos Exteriores. Ya sabemos lo bien dispuesto que estaba siempre para favorecer al Siervo de Dios el israelita piamontés, Santiago Malvano, secretario general de dicho ministerio. A él, pues, dirigió don Bosco su escrito, rogándole lo transmitiera a su Ministro, que era el honorable Mancini. 1 El Rosario y la Virgen de Pompeya, año LI, núm. 5 (sep.-oct. 1934) pág. 280. (**Es17.575**))
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