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((**Es17.573**) reseñas sobre cada una de las casas salesianas, exigiendo veinte liras por cada colegio. -Es una artimaña para hacerse con dinero, observó alguno. -Las órdenes religiosas no hacen esa clase de publicidad, añadió otro. Don Miguel Rúa estaba a favor de semejantes publicaciones. Don Bosco dejó hablar y, luego, se expresó así: -Propongo que se responda que estamos ((**It17.668**)) siempre dispuestos a tomar parte en todo lo que concierne al bien común, pero que no podemos hacer lo que quisiéramos, pues vivimos de beneficencia. Sin duda, será indispensable que cada una de nuestras casas adquiera un ejemplar de esta obra. Dígase, pues, que por ahora, nos limitaremos a estas dos cosas: 1.¦, adquiriremos algunos ejemplares; y 2.¦, colaboraremos a través de nuestra librería a difundir el libro, con tal de que no contenga nada contra la Iglesia Católica. Demos por asentado que nos conviene participar en estos catálogos, siempre que no sean contrarios a nuestras instituciones; pero hay que estar muy sobre aviso, pues, a veces en tales libros, hay alguna página contraria al espíritu católico. íSaben intercalar tan bien su veneno! Estemos atentos a no cooperar nunca en eso. Es interesante para nosotros conocer una manifestación del pensamiento de don Bosco sobre el Boletín Salesiano. Se la hizo a los Capitulares en la tarde del día diecisiete de septiembre. Escuchemos, por última vez, su palabra. -El Boletín no debe ser una revista particular para cada nación, como Francia, España, Italia, etc... sino el órgano general de todas las naciones, es decir, de toda la Obra Salesiana, no en particular, sino en general. Recójanse las noticias de modo que tengan interés para todas las naciones y que todas las ediciones en las diversas lenguas sean idénticas. Para ello, imprímase el Boletín en sus diversas lenguas en la casa madre, porque así se dará a todos la misma dirección. Es una arma poderosísima que no debe escapar de las manos del Rector Mayor. Estas palabras de don Bosco, defendiendo la libertad, a la que él no ponía límite para expresar el propio parecer, despertó oposición de la que se hizo intérprete don Miguel Rúa, objetando que el Boletín tenía la finalidad de pedir limosnas y que, para estimular a que las dieran los que vivían fuera de Italia, convenía aludir a temas locales;que él había escrito a Francia y a América sobre este punto y le habían respondido aquellos salesianos que se atendrían a la idea de don Bosco haciendo todo lo posible para obtener este fin, pero que (**Es17.573**))
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