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((**Es17.563**) preparar el nuevo tipo de noviciado que respondiese a su ideal. A través de una serie de experimentaciones, de las que hemos hablado en otra parte 1, se había llegado a crear una casa a propósito para los novicios, la de San Benigno; pero quedaba todavía por conseguir la plena regularidad, en lo que también se fue avanzando por grados. Pareció, pues, llegado el momento de organizar las admisiones, estableciendo para Italia e islas adyacentes las correspondientes Comisiones, exigidas en los Decretos Pontificios de 1848. Don Bosco había tardado tanto, valiéndose de las facultades concedidas por el Papa, como ya hemos dicho varias veces. Las Comisiones para admitir al noviciado eran de dos clases: una general con voto deliberativo y otras más, particulares o provinciales, con voto simplemente consultivo. Se decidió que la primera estuviese integrada por los mismos miembros del Capítulo Superior; las otras deberían ser tantas como las Inspectorías. Pero, como en Italia, sólo tenía casa de noviciado la Inspectoría Piamontesa (abierta, eso sí, a novicios de todas las inspectorías), se juzgó que, de momento, sólo era necesario establecer una comisión. Cuando se trató este tema en la sesión capitular del día veintitrés de febrero, don Bosco, una vez leídos los dos decretos de Pío IX, observó: -Tratándose de la casa de noviciado, hay que dejar a un lado todo rigor en cuanto al modo de establecerla. Así me lo puntualizaron los Sumos Pontífices Pío IX y León XIII. Es más, Pío IX consultó esto personalmente a una Comisión de Prelados convocada al efecto. Para fundar una casa de noviciado, bastan dos o tres novicios, reunidos en ella, aunque haya además otros cincuenta novicios diseminados acá y allá en otras casas, por pedirlo así la necesidad, ya que ellos ((**It17.657**)) no están entonces materialmente en la casa de noviciado por razones de trabajo urgente y no han sido destinados definitivamente a los lugares donde se encuentran. De este modo, resulta fácil poner casas de noviciado, incluso en otras Inspectorías de Italia. Se deliberó, pues, que se pudiera tener en cada Inspectoría de Italia una Comisión inspectorial; no obstante, por entonces, se constituyó únicamente la Comisión de la Inspectoría Piamontesa, sede del único noviciado de San Benigno. Pero este noviciado, según las Reglas, dependía directamente del Capítulo Superior, donde nacían las cuestiones de a quién correspondía hacer las gestiones para obtener documentos e informaciones, quién debía convocar la Comisión para el primer escrutinio y quién 1 Véase Vol. XI, págs. 234 y ss. (**Es17.563**))
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