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((**Es17.54**) interesándose por las presentes y también por las pocas que no habían podido acudir. Rezáronse las oraciones reglamentarias, oyó la lectura del acta de la última sesión, dio las gracias por las laudatorias palabras en ella consignadas sobre su persona y, como algunas se lamentaban de que ciertos suscriptores se negaban a seguir dando sus caritativas aportaciones, dijo: -En estos casos, no se puede hacer más que estar tranquilos y buscar la manera de substituir a quien se retira. Es verdad que los tiempos son críticos; mas, por el bien de las almas, de la sociedad y de nosotros mismos, importa mucho preservar a la juventud en medio de tanta perversidad. La escuela ((**It17.52**)) del mal no actúa sólo en la sociedad; sino que, a menudo y por desgracia, los jóvenes encuentran maestros de perversión hasta en sus casas y entre sus parientes. Es consolador ver los buenos resultados que se obtienen en San León; es muy consolador, además, observar cómo los alumnos observan buena conducta y gozan de perfecta salud. Tienen todos buen apetito y es una delicia verlos comer, aunque vengan después las cuentas del panadero. Alabó, a continuación, el celo de la Comisión, diciendo que él no podía olvidar su benevolencia con el oratorio de San León y asegurando que cada mañana tenía por ellas un recuerdo especial en el altar. Supuso al llegar a este punto que le preguntaran si hacía lo mismo con todas las Comisiones, y contestó: -Les diré que, en otras partes, ya se ha hablado y vuelto a hablar de las comisiones; pero las buenas intenciones no dan pan para sostener a nuestros jóvenes, de modo que sólo en Marsella hay una verdadera comisión. Algunas socias pusieron de relieve que, si sólo en Marsella había una comisión, era porque sólo en Marsella había un cura párroco como el canónigo Guiol. Don Bosco manifestó su satisfacción de que se reconociera esta verdad y de poder manifestar su alegría. Después siguió diciendo: -Ya que no puedo dar las gracias personalmente a cada una de las señoras de la comisión, lo hago a todas juntas en la persona del párroco, organizador de la Comisión y tan benemérito de la obra. Mientras Dios no llame a don Bosco a la eternidad, recordará a todas de una manera especial ante el Señor para que les colme de sus bendiciones en este mundo y, a su tiempo, lo más tarde posible, les dé el paraíso. Por fin habló de San León: -El oratorio marcha bien, dijo. En este momento no hay albañiles(**Es17.54**))
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