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((**Es17.521**) en Dios, que es nuestro padre; implorémosle, pero no nos apartemos del camino recto; buena conducta y frecuente comunión y la Sma. Virgen cumplirá su oficio de madre, no tengamos miedo. Ignoro si podremos hablar en los ejercicios espirituales; pero, mientras tanto, comienza por enviar a don Miguel Rúa una relación de cuanto necesitas y, luego unos con otros, proveeremos a todo. Creo que ya tendrás noticia del problema de La Navarre. Por lo que respecta a nosotros, se ha procedido rápidamente. Ahora tú, da curso a lo de Santa Margarita. Dime a grandes rasgos si nuestro querido, pero pobrecito don Camilo de Barruel sigue con sus ideas fijas o si da señales de alguna remota mejoría, ya que a sus parientes les parece que, en su estado actual, no está en condiciones de poder atender a las confesiones de los fieles 1. Ofreceos para acoger a los huérfanos del cólera como el año pasado. Dios nos ayudará. Mi salud iba empeorando cada día desde hace algún tiempo, pero ahora, mientras te escribo, me parece estar perfectamente. Pienso que ello sea efecto del gran gusto con que te escribo. Dirás a nuestros amigos y bienhechores que, cada día, hacemos por ellos oraciones en la misa y en las prácticas de piedad que rezamos por la mañana y por la tarde ante el altar de María Auxiliadora. Me darás un gran gusto si me comunicas noticias de los de ahí y me encomiendas a sus oraciones particulares. Dios os bendiga, a ti y a tu comunidad, a los novicios, a las hermanas, y os conserve a todos en su santa gracia. Todos te saludan en J. C. Siempre tuyo Turín, 9 de agosto de 1885 Afectísimo amigo, JUAN BOSCO, Pbro. P.D. Muchos de Marsella prometieron venir contigo a los ejercicios espirituales. Pienso que ahora es imposible. Haz como mejor puedas en estos casos. Te doy todos los poderes necesarios. Esta carta fue de gran satisfacción para don Pablo Albera, ya que tenía mucha necesidad de consuelo. Las enfermedades, las deudas, las diversas preocupaciones por las tres casas cercanas de San León, Santa Margarita y la de las Hermanas, si no le hacían perder la paciencia, abatían ((**It17.608**)) ciertamente el ánimo del pobre Inspector que, el 4 de julio, había escrito a don Juan Bonetti: <(**Es17.521**))
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