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((**Es17.519**) Excelencia: Tenga la bondad de perdonarnos, si hemos tardado tanto en enviar el proyecto de convenio entre esa Excelentísima Comisión y el que suscribe. Al regresar de mi largo viaje, me he encontrado apremiado por tantas ocupaciones que no me fue posible hasta hoy cumplir con mi deseo. Adjuntamos el proyecto que V, E., con la mencionada Comisión, tendrá a bien examinar y hacernos las observaciones que le parezcan oportunas. El texto es incompleto; falta, por ejemplo, señalar la fecha en que debería abrirse el Colegio; esto se ha hecho de intento, puesto que, cuando estemos de acuerdo en los puntos esenciales, se podrá fácilmente completar, añadiendo lo que ahora se ha omitido. Encontrarán en el mismo algo que, acaso, hallará dificultad ante la Comisión, por ejemplo, lo que se establece en el artículo segundo de no admitir a ninguno que esté pendiente de sentencia de condena. A este propósito, le daré algunas explicaciones: nuestro deseo sería que los jóvenes que salgan de este nuevo Colegio, destinado a su educación civil y cristiana, no tengan que soportar ninguna marca infamante. Si se dijese que salen de una casa de corrección, de un reformatorio, sería una mancha para toda su vida. Nosotros deseamos que sea abolida toda marca que pueda inducir al público a creer que es un correccional. Para lograr este intento, somos ((**It17.605**)) del parecer que el centro se denomine Residencia o Instituto y no Reformatorio o Patronato, etc.; deseamos también que, al menos durante cinco años, no sea admitido ninguno que esté sujeto a condena, precisamente para acostumbrar al público a no considerarlo como correccional. Se desea también esto para tener mayor comodidad de proporcionar al nuevo Instituto un buen conjunto de jóvenes bien preparados, que sirvan para encaminar más fácilmente al trabajo y a la virtud a los que entrarán posteriormente. Tras el primer quinquenio, esperamos poder admitir también en corto número cada vez, a muchachos que hayan sufrido condena; pero convendrá que también entonces se haga lo posible para que la cosa no trascienda al público. Así se actúa en diversos colegios de otros países, donde, a la chita callando y sin decir nada en público, la Dirección de Policía recomienda de vez en cuando jóvenes desgraciados, sin que las instituciones o los interesados tengan nada que perder de su buen nombre. Espero que también V. E. y la Comisión sabrán apreciar estas razones. En cuanto a la pensión diaria a asignar a los muchachos y a la cantidad anual para el personal dirigente, etc., lo hemos dejado en blanco, esperando la propuesta que nos haga la Comisión. Quizás habrá que tener en cuenta la distancia del viaje. Nos resta aún un detalle que hacer notar y es que, tratándose de un instituto para muchachos, nos parecería más oportuno darle el título de un santo, mejor que el de una santa. Se podría, por ejemplo, ponerlo bajo la protección y el título de San Isidro. Otra cosa me queda por decir, con gran pesar por mi parte, y es que, dada la escasez de mi personal, aún no me será posible acceder a su deseo y mío hasta dentro de algún tiempo. Habrá que esperar acaso hasta 1888 o 1889, antes de que yo pueda tener personal disponible para esa empresa. En espera de las consideraciones que V. E. y la Comisión hagan a este proyecto, ruego al Señor juntamente con mis hijos, que colme de sus dones a V. E. y a todos los honorables Miembros de la Comisión y, con toda estima, tengo el gusto de profesarme, De V. E. Ilma. Turín, 8 de julio de 1886 Seguro servidor, JUAN BOSCO, Pbro. (**Es17.519**))
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