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((**Es17.50**) Después de la partida para Cannes, habíase presentado en Niza una Condesa para rogarle que fuera a bendecir a un nietecito suyo, que padecía dolorosísimas convulsiones con las que parecía iba a morir asfixiado; pero, no habiéndolo encontrado, le telegrafió a Cannes. Dos días después, llegó momentáneamente don José Ronchail a Niza y le sustituyó don Julio Barberis para atender a don Bosco. Volvió de nuevo la Condesa a preguntarle: -Usted, que estaba con don Bosco, >>sabría decirme con exactitud la hora en que recibió mi telegrama? ((**It17.47**)) -Lo recibió a las cuatro y media de la tarde e inmediatamente envió la bendición de María Auxiliadora, rezando por el enfermo. -íQué maravilla!, exclamó la señora. A las cuatro y media en punto cesaron las convulsiones y el chiquitín ya está mejor, y casi totalmente curado. La primera vez había dado una limosna y, la segunda, dio otra mayor. Acompañado por don José Ronchail y don Julio Barberis siguió el Santo viaje hacia Fréjus, donde comió con el Obispo, siempre muy bondadoso con los Salesianos. No se había dicho nada a nadie de que don Bosco iba a Fréjus; al mismo Obispo habíasele escrito la tarde anterior a hora muy avanzada. A pesar de todo, inmediatamente después de la comida, había una multitud de personas esperando en palacio para hablarle, y él, siempre condescendiente, dio audiencias hasta la hora de salir. Entre otros, se presentó el vizconde de Villeneuve, que vivía cerca de la casa de La Navarre, para rogarle que diese allí a su hijo la primera comunión. No tenía el niño los once años cumplidos, y, por entonces, no se admitía en Francia a los niños a la mesa eucarística hasta los catorce años cumplidos. Por consiguiente, el párroco se oponía resueltamente a aquella peligrosa excepción; el Obispo mismo habría negado el permiso, de no haber intervenido el Santo de la comunión temprana y frecuente. Lo acompañaron a la estación los dos Vicarios Generales, el predicador de la cuaresma en la catedral y cinco o seis personas más. Después de despedirse de don José Ronchail, que volvió a Niza, siguió con don Julio Barberis hasta Tolón, donde le esperaban ansiosamente los condes Colle. Pasó la noche con ellos. En el mes de febrero don Bosco había pedido al Conde cien mil francos para comprar la casa Belleza 1: mas su carta, no bien entendida, produjo alguna turbación 1 Véase Vol. XVI, pág. 572.(**Es17.50**))
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