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((**Es17.460**) La invitación, redactada por el mismo Arzobispo, desarrollaba elocuentemente el concepto apenas enunciado en la referida carta, insertando este magnífico elogio de don Bosco: <>-Os confiamos la construcción del gran templo a dedicar en Roma al culto del divino Corazón. Nosotros concurriremos con nuestro patrimonio, reservándonos la construcción de la fachada. >>Y don Juan Bosco se aprestó resueltamente a la obra>>. Pasaba después a hablar del estado de las obras y seguía diciendo Su Eminencia: <((**It17.535**)) a una con sus hijos de la Congregación Salesiana, ya ha empleado en él verdaderos tesoros; y se requieren más todavía para dotarlo de lo necesario. Sin embargo, aun cuando la industria y el trabajo de los Salesianos lleguen a esto, no todo quedará terminado. El templo aguarda del Papa su clásica fachada>>. Y aquí exponía lo que ya se había hecho lo que quedaba por hacer para la ejecución de la propuesta 1. Viglietti leyó en Mathi, durante la comida, a don Bosco y a los comensales las dos páginas del periódico, que contenían el largo artículo. Mientras se hacía esta lectura, todos advertían la indiferencia y tranquilidad del Santo, al oír su letanía de alabanzas; es más, en el momento culminante, como tenía el vaso en la mano, se puso a beber como si tal cosa. Después encargó que se escribiera a Lemoyne para 1 Ap. Doc. núm. 81. (**Es17.460**))
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