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((**Es17.458**) Como se ve, se eclipsaba don Bosco y aparecía en su lugar como inventor el conde Balbo y como presentador de la propuesta el Arzobispo. Era su táctica acostumbrada, la de hacer que trabajaran otros para sus fines y quedarse él entre bastidores. -Este es, dijo a don Carlos Viglietti, el único medio para ir ((**It17.532**)) adelante y salir airosos con los enormes gastos que requiere la iglesia del Sagrado Corazón. El mencionado artículo, después de presentar el ejemplo de Francia con su basílica de Montmartre y recordar los comienzos de la del Castro Pretorio, seguía diciendo: <>. El artículo iba acompañado de una serie de documentos, entre los cuales había una invitación al pueblo católico de Italia y una carta del Cardenal a los Arzobispos de todo el reino. La carta, cuyo fin era la presentación de la invitación, había sido enviada ya hacía ((**It17.533**)) más de tres semanas con ejemplares de los módulos para las suscripciones. La carta al Episcopado decía: 1 Esta es una ligera puntada política contra los liberales que soñaban con una conciliación en la que para nada tuviese que tomar parte la Italia oficial, sino que el Papa renunciase pura y simplemente a sus derechos. En la prensa católica de entonces, hacíase distinción entre una Italia real, la de los buenos católicos, y otra legal, la de los gobernantes. (**Es17.458**))
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