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((**Es17.390**) un hombre tan alto y tan bien proporcionado como él. Es guapo y no mide menos de dos metros de altura; es un verdadero gigante de los tiempos de Homero>>. El día veintisiete quiso darse un solemne banquete en honor de don Bosco en la sede del Círculo Católico. Acudió a él con ((**It17.452**)) don José Ronchail, don Pedro Perrot y Carlos Viglietti. Había más de treinta convidados, de lo más escogido de la nobleza y presidentes de otras asociaciones parecidas en Lyon, Marsella, Menton y Cannes. Como la salud y el tiempo no lo permitían aceptar invitaciones particulares, le convencieron para contentar de esta manera a todos. Hubo varios brindis muy expansivos 1. Después de la comida, se retiró a una quinta cercana para descansar, mas sin resultado; porque, sabido su refugio, en seguida lo tomaron como por asalto sin compasión. El secretario, después de aguantar con paciencia un rato, les hizo entender que don Bosco necesitaba reposo. Ante su resuelta actitud, todos desalojaron la sala; después los señores de la quinta llevaron a Viglietti a otro apartamento. Y, en cuanto éste estuvo lejos, comenzó de nuevo el desfile, hasta que, llegada la hora del acto académico preparado para él por los socios del Círculo, se dejó acompañar. Volvió a encontrarse en medio de un gran número de señores y señoras de la más encopetada sociedad. Oradores y poetas le saludaron como ángel del siglo y san Vicente de Paúl redivivo. Al fin, servidos los refrescos y hecha una colecta, don Bosco, después de bendecir al público reunido, se encaminó lentamente a pie hacia casa. Estaba cansado a más no poder. Fue aquélla, en cierto modo, una fiesta de despedida de Francia, puesto que, a primera hora de la tarde del día veintiocho, salió para Alassio. Al llegar allí e ir a pie, de la estación al colegio, veía el edificio iluminado y oía los vítores de los muchachos. Allí asistió a la distribución de premios a los alumnos que se habían distinguido en los exámenes semestrales, reunió a los Cooperadores y escribió una carta al cardenal Alimonda. En Alassio, todo le recordaba al que había sido Obispo de Albenga, el cual, conmovido por el cortés recuerdo, le contestó inmediatamente, diciendo que ansiaba volver a verle y abrazarle fraternalmente y que le saludaba, mientras tanto, con <> 2. Comenzaba el mes de María y algunas gracias extraordinarias, 1 El señor Beaulieu, presidente, recordó con agradecimiento la hospitalidad concedida por don Bosco en su casa al incipiente Círculo (Ap. Doc. núm. 68 y volumen XIII, pág. 113). 2 Ap. Doc. núm. 69. (**Es17.390**))
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