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((**Es17.38**) que eso sería mucho más fácil estando don Bosco allí y le prometía defenderlo del gentío oprimente de otras veces, teniéndolo escondido en el noviciado recién abierto fuera de la ciudad, adonde pocos irían a buscarle 1. Estas presiones contribuyeron también a que tomara la determinación de emprender aquel viaje. Cuando manifestó definitivamente su arriesgado proyecto, don Juan Cagliero se opuso con respetuosa firmeza, ((**It17.33**)) diciéndole que su vida era más querida por todos que cualquier bien del mundo y preferible a todos los tesoros. El cardenal Alimonda, que pensaba igual, quiso intentar impedir la salida, y cuando le comunicaron que antes de emprender el viaje deseaba hacerle una visita, respondió: -Sería pecado mortal permitir que don Bosco viniera hasta aquí. Está muy cansado y tiene demasiados asuntos entre manos. Digan al querido don Juan que dentro de una hora estaré yo en el Oratorio. Don Bosco le explicó entonces los motivos, que le obligaban a hacer aquel viaje; y su Eminencia se conformó con que le prometiese que volvería atrás, si, al llegar a Alassio, se encontraba peor. Durante esta visita, manifestó el Cardenal a don Bosco que había pedido al Papa un Obispo auxiliar, de acuerdo con la promesa que le había hecho el Padre Santo al enviarlo a Turín. ->>En qué persona pensaría? preguntóle don Bosco. -En varios y, primero, en el canónigo Pulciano. -íBien! >>Y en quién más? -También he pensado en el canónigo Richelmy. -íBien! Son sacerdotes excelentes. -Pero usted, don Bosco, >>quién piensa que podría ser un buen obispo auxiliar, capaz de ayudarme: Déme por favor su opinión. -Desde luego, no siempre se puede tener en este mundo lo mejor y hay que conformarse con lo bueno. Pero, si se quisiese lo mejor, se podría elegir al canónigo Bertagna, vicario general de Asti. El Cardenal no añadió una palabra más y cambió de conversación, pero apenas volvió a palacio, telegrafió a Roma, pidiendo al Pontífice como obispo auxiliar al canónigo Bertagna. Fue una elección afortunada, como todos saben, además de una tardía, pero justa reparación 2. 1 Libro de actas, 11 de enero de 1884. 2 íSingulares coincidencias! Monseñor Bertagna fue preconizado en el Consistorio del veinticuatro de marzo. El veinticinco era el primer aniversario de la muerte de monseñor Gastaldi; mas, por coincidir con la fiesta de la Anunciación, se ordenó el toque de difuntos para el día veintitrés por la tarde y el funeral solemne para el veinticuatro por la mañana. Además, un ataque de apoplejía acabó con el eminentísimo Ferrieri el día veinticinco.(**Es17.38**))
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