Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es17.286**) su protección y apoyo económico al colegio de medio pensionistas abierto con daño del nuestro. Entonces el canónigo Rebaudi, que lo dirigía, recomendó con una carta habilísima a la caridad de don Bosco los alumnos recogidos por él, ((**It17.330**)) intentando por este camino salvar su propia institución e influencia en la ciudad. Don Bosco hizo que se le respondiera con toda claridad y sencillez: 1.° que los Salesianos estaban dispuestos a dejar no sólo el internado, sino también el seminario, que habían tenido hasta la fecha únicamente por voluntad y expreso mandato del Padre Santo y del Cardenal; 2.° que los sacrificios hechos por los Salesianos en aquel colegio demostraban su buena voluntad con la población; 3.° que, para la instrucción de los muchachos pobres de la ciudad, ya tenían los Salesianos las escuelas de los externos; 4.° que, por lo que se refería a los internos pobres, unos serían socorridos por el Santo Padre, otros por el cardenal Martinelli y los restantes por el mismo don Bosco, si tenían buena conducta. Esta contestación fue completamente desatendida, con la circunstancia agravante de que las promesas del Obispo se convirtieron en letra muerta. En efecto, él permitió igualmente y favoreció al hospicio Rebaudi, obligó a los jóvenes por quienes pagaba él la pensión a salir del internado episcopal y entrar en aquel hospicio; y se decía, además, que había entregado a Rebaudi cinco mil liras destinadas por el Papa al seminario; por fin, insistía en la readmisión incondicionada del seminarista expulsado. Ante estos hechos, dijo don Bosco: -Convendría escribir al Cardenal que, siéndonos imposible continuar en este plan, nosotros nos retiramos del seminario en cuanto empiece el año escolar, dejando que otros atiendan a la enseñanza. Evidentemente es ésta una determinación que debe ponderarse con madurez. Con el Cardenal es preciso insistir en este punto: nosotros tenemos tantas deudas que ya no nos permiten seguir adelante. Son ya veinte mil las liras que debe pagar la casa de Magliano, sin contar los honorarios del personal, que también deberían figurar en la lista. íParece imposible que todos busquen la manera de roer poquito a poco a estas pobres Congregaciones religiosas! Pero antes de actuar, pareció oportuno adquirir ulteriores informes. Y estos llegaron por medio de don Francisco Dalmazzo y don José Daghero. El Cardenal se profesaba amigo de don Bosco y dispuesto a ((**It17.331**)) pagar las deudas y deseoso, además, de atenerse al contrato estipulado. Pero, en el punto más importante, a saber, la promesa de pagar las deudas, se escondía un equívoco, pues él entendía referirse a (**Es17.286**))
<Anterior: 17. 285><Siguiente: 17. 287>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com