Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es17.259**)el Papa el día veintidós y salió de ella muy animado. León XIII, a más de la gran benevolencia que le demostró, volvió a hacer una recomendación para don Bosco: -Decid a don Bosco que se cuide, porque su salud es preciosa para nuestra Congregación y para toda la Iglesia 1. Monseñor Cagliero regresó a Turín y no perdía tiempo; no paraba de celebrar funciones y dar conferencias. Así, el día treinta y uno de diciembre consagró la iglesia de María Auxiliadora en Nizza Monferrato 2; habló a los Cooperadores en la iglesia de San Juan Evangelista, substituyendo a don Bosco; habló también en Lu, en Casale y en otras partes. Cuando se aproximaba el día de su partida y se activaban los preparativos, fue testigo de la calma inalterable de don Bosco en los casos adversos e imprevistos. El día 24 de enero de 1885, estaba a la mesa con él, cuando se oyó gritar desde el patio: -íFuego, fuego! Todos se levantaron de la mesa y corrieron a la galería, menos don Bosco, que no se movió. El fuego había prendido en el taller de encuadernación. Parecía que había llegado el fin del mundo a la casa; unos corrían, otros gritaban. Había un barullo espantoso, pidiendo agua y yendo por ella; todo era confusión, azoramiento. Mientras tanto el incendio crecía, amenazando invadir los dormitorios. Don Bosco, recogido en profunda oración, sin sombra de espanto, preguntaba de vez en ((**It17.298**)) cuando si había peligro para los muchachos, si había víctimas, y, al contestársele siempre que no, dijo al fin: -Si es así, íhágase la voluntad de Dios! Y así quedó, constantemente dueño de sí mismo y por nada mostróse turbado. La mayoría de los Superiores, incluido el Obispo, habían bajado y se acercaron al lugar del incendio. Llegaron los bomberos, que dominaron en poco tiempo las llamas. Inesperadamente llegó también el conde de Sambuy, Alcalde de Turín. Monseñor le acompañó hasta la habitación próxima al comedor, donde encontraron a don Bosco tranquilo como siempre. Dirigiéndose al Alcalde, le dijo: -Agradezco su atención, señor Conde. Siempre ha querido a nuestro Oratorio y ahora nos da una prueba más de ello. Me dicen que ya han aislado el fuego y que no peligra el resto de la casa. Demos gracias a Dios. En medio del susto de todos, sólo don Bosco permaneció 1 Sum. sup. virt. núm. XIX, 10 2 Ap. Doc. núm. 38. (**Es17.259**))
<Anterior: 17. 258><Siguiente: 17. 260>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com