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((**Es17.227**) Os recomiendo que no lloréis por mi muerte. Es ésta una deuda que todos debemos pagar, pero después se nos recompensará con largueza todo trabajo realizado por amor de nuestro Maestro el buen Jesús. En vez de llorar, haced firmes y eficaces propósitos para perseverar firmes en la vocación hasta la muerte. Vigilad y haced que ni el amor del mundo, ni el afecto a los parientes, ni el deseo de una vida más cómoda os muevan al gran disparate de profanar los santos votos y traicionar de este modo la profesión religiosa, con la que nos hemos consagrado al Señor. Nadie vuelva a tomar para sí lo que hemos dado a Dios. Si me habéis amado en el pasado, seguid amándome en el porvenir, con la exacta observancia de las constituciones. Vuestro primer Rector ha muerto, pero nuestro verdadero superior, Jesucristo, no morirá. El será siempre nuestro maestro, nuestro guía, nuestro modelo; pero recordad que, a su tiempo, él mismo será nuestro Juez y remunerador de nuestra fidelidad a su servicio. Vuestro Rector ha muerto, pero será elegido otro que cuidará de vosotros y de vuestra salvación eterna. Escuchadle, amadle y obedecedle; rezad por él como lo habéis hecho conmigo. Adiós, queridos hijos, adiós. Os espero en el Cielo. Allí hablaremos de Dios, de María, Madre y sostén de nuestra Congregación, allí bendeciremos eternamente esta nuestra Congregación, que ((**It17.259**)) contribuyó poderosa y eficazmente a salvarnos con la observancia de sus reglas. Sit nomen Domini benedictum ex hoc nunc et usque in saeculum. In te, Domine, speravi; non confundar in aeternum. ELECCION DEL NUEVO SUPERIOR Inhumados mis restos mortales, reunidos y llegados los electores al lugar establecido, se cumplirá lo prescrito para los sufragios del Rector difunto, para efectuar la inminente elección y para el reconocimiento del nuevo Superior de la Congregación. Bueno será que todo sea comunicado rápidamente al Padre Santo y que se pida una bendición especial para este importantísimo acto. Después, dará cada uno su voto al que juzgue más idóneo para promover la mayor gloria de Dios y el provecho de nuestra pía Sociedad, sin mirar a afectos humanos o cálculos de ninguna clase. Por consiguiente: 1.° Que sea conocido por su ejemplaridad en la observancia de nuestras reglas. 2.° No haya intervenido nunca en asuntos que lo hayan comprometido ante las autoridades civiles o eclesiásticas o lo hayan hecho odioso o despreciable a los socios de nuestra misma Sociedad. 3.° Se haya distinguido por su adhesión a la Santa Sede y para todo lo que de alguna manera se relacione con ella. Una vez hecha la elección y sea conocido, es más, proclamado el nuevo Rector Mayor, todos los electores besarán su mano, luego se arrodillarán y cantarán el Te Deum. Después darán una señal ostensible de sumisión, renovando los votos, como se hace en los ejercicios espirituales. (**Es17.227**))
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