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((**Es17.126**) Todas las órdenes procuran celosamente no darlos a conocer a otros. >>Y si hubiese realmente caducado algún privilegio? A pesar de todo don Bosco se lanzó a actuar personalmente y con rapidez. Pasó los días once, doce y trece de mayo consultando con el abogado Leonori y con varios monseñores amigos suyos, haciendo siempre hincapié en la explícita voluntad del Papa. Se hicieron indagaciones en los archivos de la Congregación de Obispos y Regulares y sólo se encontró un Breve, que comunicaba los privilegios de los Redentoristas a los Oblatos; pero él logró hacerse con el elenco de los privilegios de éstos. Ya no quedaban más que las gestiones de oficio y creyó que podía salir de Roma; tanto más cuanto que, en estos asuntos no se suele tener prisa en Roma. Pero se ingeniaba en Turín por encontrar la manera de solicitar el efecto de las promesas del Papa, manteniendo relación epistolar con monseñor ((**It17.139**)) Masotti y dando prisas al Procurador. Un mes después de salir de Roma, renovó la súplica al Papa. Repetía en ella las partes esenciales de la anterior y añadía la petición explícita de que se comunicaran a los Salesianos los privilegios concedidos por León XII a los Oblatos de la Virgen María, los cuales, a su vez, habían obtenido por comunicación los de los Redentoristas 1. En la reunión capitular del veintisiete de junio. don Bosco pudo anunciar que se había extendido el decreto de los privilegios por comunicación, mas no con los Oblatos, sino con los Redentoristas; que el decreto visto y leído por don Francisco Dalmazzo contenía magníficos elogios de la Congregación Salesiana; que estaba incluida la exención de la jurisdicción episcopal; y que no le faltaba al decreto más que la firma del cardenal Ferrieri, el cual había dicho que, si así lo quería el Papa, él se lavaba las manos. Pero >>y por qué ya no era la comunicación con los Oblatos? Había habido unas intrigas dilatorias, que, sin embargo, habían resultado ventajosas para don Bosco. En un primer momento, el secretario Masotti, desde luego no por iniciativa personal, había negado en presencia de don Bosco la existencia misma de la comunicación a los Oblatos; pero los archivos dieron la respuesta. Entonces, consideradas las insistencias del Papa para que se acabase de una vez con las demoras, monseñor Massotti observó al Padre Santo que los Oblatos no tenían privilegios particulares, y era verdad, como acabamos de decir. ->>Y eso qué importa? replicó el Padre Santo. Haga un decreto semejante al que ellos tienen. 1 Apéndice, Doc. 19. (**Es17.126**))
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