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((**Es17.109**) a los que también escribe, para estudiar todos juntos la manera de ayudarla 1. Como parecía que las negociaciones para obtener los privilegios no estaban próximas a llegar a término, don Bosco salió de Roma el catorce de mayo. Fue el primero en aprovechar el billete reducido a la mitad del precio, recientemente concedido a los Salesianos por la Compañía de ferrocarriles romanos, cuya dirección residía en Florencia. Tomó el tren para Florencia con don Juan Bautista Lemoyne y don Francisco Dalmazzo. Le esperaban en el Borghetto, estación de Magliano Sabino, los clérigos y los alumnos de aquella casa. Como quiera que la parada era bastante larga, bajó a la sala de espera, donde el jefe de estación había permitido reunirse a los alumnos; por lo que apresuróse don Bosco a visitarle y darle las gracias. Después dio audiencia a los muchachos, que se le presentaban uno a uno. A las once, comieron allí mismo, y tuvieron todos gran alegría al ver cómo él comía con buen apetito. Pero sucedió un desagradable contratiempo. A las doce y minutos, llegaba el tren rápido, que debía tomar para llegar a Florencia aquella misma tarde; y así lo había avisado al director de allí don Faustino Confortóla. Mas, he aquí que mientras esperaban en el andén, llegó un tren de mercancías larguísimo, que se paró en la vía más próxima a la estación. Pasaron pocos instantes; y entró el tren rápido por la segunda vía. Tenía que parar sólo un minuto. Los otros viajeros, que estaban al tanto, atravesaron por delante de la máquina del tren de mercancías y llegaron a tiempo para subir al rápido. Don Bosco, cercado de los muchachos que atestaban el andén, no se dio cuenta de aquella maniobra e, imaginando que el tren primeramente llegado sería ((**It17.119**)) también el primero en salir, no se movió. Pero el silbido agudo del otro tren le advirtió de su error. Ya no había remedio: había que esperar hasta las ocho. El Santo se mostró muy contrariado; pero pronto se resignó, volvió a la sala y siguió oyendo a seminaristas y colegiales hasta las dos, hora en que emprendieron el camino de vuelta para Magliano. Era la víspera de la fiesta del patrono, a la que asistía por vez primera el nuevo cardenal-obispo Martinelli, sucesor del recién fallecido Bilio, y ellos tenían que asistir a las primeras vísperas. >>Cómo emplear las seis horas restantes? Al quedarse solos, nuestros tres viajeros se retiraron a una fonda próxima, lugar de cita de arrieros y carreteros. Hacía un calor sofocante. Don Bosco, que no 1 Ap. Doc. núm. 12. (**Es17.109**))
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