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((**Es16.83**) R. Es completamente falso. El sacerdote, a quien alude, aun en cartas posteriores, y al que se quisiera presentar como ejemplo, nunca perteneció a la Congregación Salesiana. Fue ordenado por monseñor Gastaldi a título eclesiástico normal, y sin carta de recomendación alguna, y contra el parecer de don Bosco, a quien había sido enviado por su Ordinario y en cuya casa había hecho los estudios a título de caridad. 8.° Ha habido clérigos, despachados del Seminario, que fueron aceptados en la Congregación Salesiana, enviados a otra casa y diócesis y ordenados; después volvieron a la diócesis. R. No se ha dado en absoluto ninguno de tales casos; aun cuando se dieren en el porvenir, siempre tiene el Ordinario la facultad de recibirlos o rechazarlos en su diócesis, como puede hacerlo con cualquier otro individuo que salga de un instituto religioso. 9.° Importa notar que, si se admitiesen las condiciones puestas, la Congregación Salesiana, carente de medios materiales como está, tendría que cerrar sus casas, suspender sus catequesis, pues ya no tendría catequistas, ni maestros; es más, cayendo, como ente moral, bajo la jurisdicción de la autoridad civil, serían inmediatamente dispersados sus socios y por ende disuelta la Sociedad. 10.° Nótese también que el actual Arzobispo nunca dio la más pequeña queja ni hizo observación alguna a los Socios o al Superior de la Sociedad Salesiana. Es más, cuando El quería presentar un clérigo modelo de ciencia o de virtud solía siempre señalar a los alumnos Salesianos. 11.° Todo esto que se afirma en la carta del 20 de abril de 1873 ha sido repetido, con frases diversas, en otras tres cartas secretas posteriores, a la misma Congregación de Obispos y Regulares; pero siempre aludiendo a hechos vagos, que nada tienen que ver con los miembros de la Sociedad Salesiana. 12.° Como rectificación de esta carta, y en honor de la verdad creemos es verdaderamente oportuno que este memorándum debe unirse a la misma. JUAN BOSCO, Pbro. Volvamos ahora al mes de abril de 1873. Aquellos singulares incidentes por las ordenaciones tuvieron un epílogo inesperado. El teólogo Chiuso, en nombre de Monseñor, advirtió a don Bosco, en el mes de mayo, que ningún miembro de la Congregación podría ser admitido a las órdenes, hasta que no certificara que dos determinados exseminaristas turineses no estaban ya en casas salesianas y prometiera que no los volvería a admitir, ni a ellos ni a otros exseminaristas de Turín, sin el consentimiento, dado por escrito, de la Curia Arzobispal. ((**It16.90**)) Era una continua serie de dificultades, cada vez mayores, que daba mucho que pensar a don Bosco. >>Adónde se iría a parar a aquel paso? >>Y cómo esperar la aprobación de las Reglas con un obstáculo tan grande en casa? Para no dar a la última comunicación una respuesta precipitada, se retiró al colegio de Borgo San Martino, donde hizo tres días de retiro espiritual, y, después, como si debiera presentarse ante el tribunal de Dios, manifestó a Monseñor su pensamiento en estos términos:(**Es16.83**))
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