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((**Es16.547**) 37 Señorita Clara: Sé que desea celebrar la fiesta de la Santísima Virgen en todas las ocasiones y, sobre todo, en las solemnidades, por lo que quiero ayudarla según mis posibles. El domingo, día 11 de octubre, es la Maternidad de esta nueva Madre y nuestros muchachos harán muchas oraciones y comuniones, según su santa intención, y yo tendré la satisfacción de celebrar la santa misa exclusivamente por usted. Por usted, por su salud y santidad, por su perseverancia en el camino del cielo; y todo ello para ofrecerle una recompensa por la caridad que tiene por nosotros y la ayuda que presta a nuestras obras. Monseñor Cagliero me escribe, además, otra cosa. Ha bautizado a una niña salvaje, junto al Río Negro en Patagonia y, como recuerdo de usted, le ha puesto el nombre de Clara Louvet, con la condición de que ruegue por usted durante toda su vida. Espero darle más noticias de esa huerfanita, si es buena, como desean nuestras hermanas. Adiós, señorita Louvet; la Santísima Virgen le guíe y, con usted, a todos sus parientes y amistades, de modo que se puedan ver seguramente en el Paraíso, y también con el pobre don Bosco. Ruegue por mí y, especialmente, por los sacerdotes, que no dejan de tener un memento diario según su intención. Bendito sea Dios. Turín, 7 de octubre de 1885. Su s.s., JUAN BOSCO, Pbro. ((**It16.663**)) 38 Caritativa señorita: Gracias por su gran caridad. María, nuestra buena Madre, le asegurará ciertamente la recompensa que usted desea y merece. El buen Dios, que nos ha escuchado el domingo pasado, nos escuchará también en las elecciones del día dieciocho de este mes. Sigamos con nuestras oraciones porque la Santísima Virgen es poderosa. Lamento mucho que no pueda arrendar ni vender las tierras de que habla. El daño es para mí; porque, a menos dinero para usted, menos caridad para nuestros huerfanitos. Pero la Santísima Virgen lo arreglará todo; mejor salud, menos sequía en el campo, más abundancia en las cosechas y cada cosa en su puesto. Usted, señorita, me da la esperanza de volver a vernos el próximo año; esto es para mí una gran satisfacción. Todos los Salesianos ruegan para que esto se cumpla. Esperamos que los acontecimientos públicos y privados lo permitan. Acepte el humilde homenaje de las oraciones que los Salesianos hacen todos los días por su intención y tenga la bondad de rezar usted también por este pobre sacerdote muy agradecido y siempre suyo en J. C. Turín, 15 de octubre del 85 Atento y seguro servidor, JUAN BOSCO, Pbro. (**Es16.547**))
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