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((**Es16.506**) puesto obstáculos a los derechos de la Santa Sede>>. En aquel <> también se incluye a Rosmini. Pues bien, esta aserción, más que inverosímil, debe calificarse de falsa. Por aquellos años, Rosmini había entrado valientemente en liza para defender los derechos de la Iglesia con algunos escritos acerca de la Constituyente, sobre el matrimonio, sobre las Cuestiones político-religiosas del día; para salvar el poder temporal del Papa había propuesto y patrocinado la confederación de los Estados italianos, y >>se puede creer que, en aquel banquete, haya olvidado y desmentido todo esto y se haya puesto a la zaga de los demás en aquellos juicios menos rectos? La relación sigue diciendo que don Bosco callaba, que Rosmini hizo ademán de parar, diciendo a Bonghi que estaba don Bosco presente, y que Bonghi contestó: <>. Respuesta insolente; pero Bonghi, aunque joven ardoroso, era por lo menos de buena crianza, y parece muy poco verosímil que soltara aquellas palabras, oídas por don Bosco mismo. En cuanto al resto de la relación, si es verdad lo que se narra de las francas palabras dichas a Farini, que son de suyo muy verosímiles (digo esto porque aquí la duda no cae en modo alguno sobre la cristiana fortaleza de don Bosco, sino sobre todo el conjunto de este relato), si es verdad, pues, lo que se refiere de las francas palabras que dijo don Bosco a Farini, merece, sin duda, alabanza el Venerable; pero es completamente inverosímil que no haya tenido a Rosmini como compañero en su franqueza. Rosmini, que había tenido valor para reprochar a los ministros de Carlos Alberto su conducta hostil a la Iglesia y al Papa 1, y había roto, por este motivo, toda relación con el conde de Cavour, y estuvo a pique de romper su amistad con el marqués Gustavo, su hermano 2, habría tenido ciertamente no menos que don Bosco el valor de decir la verdad a Farini y a cualquier otro. Por último, la narración termina así: <>. íY Tommaseo no estaba presente! El hacerle estas observaciones, ilustre señor Director, en torno a aquel artículo de la Scuola dei Fatti, me pareció un deber para mí, atendiendo el cargo que me confió la Providencia. Cumplo este deber algo tarde, porque tarde conocí y leí el artículo, y también, después de leerlo, muchas y graves ocupaciones me obligaron a diferir escribirle hasta el día de hoy. Y hoy que, por fin, le he escrito, ((**It16.616**)) espero que no lo habré hecho inútilmente, por lo que espero confiadamente de su bondad y lealtad que al menos se haga en el periódico alguna mención sobre las inexactitudes que hay en ese artículo respecto a Rosmini. Tengo, además, otro deber, que no me resulta pesado, sino muy grato, y es agradecerle el otro artículo de la Scuola dei Fatti, que sigue inmediatamente al primero (con el que, dicha sea la verdad, sintoniza poco) y coloca en su luz verdadera, en la que, sin duda, le está reservada en el futuro, a la noble y santa figura de A. Rosmini. Con el más sincero aprecio me profeso su atento y seguro servidor en J. C., BERNARDINO BALSARI, Pbro. P. Gen. del Instituto de la Caridad 3 Roma (8), S. Carlo al Corso, 13 de febrero de 1923 1 Véase Vita citada, Vol. II, pág. 159. 2 Véase Pagani, O. C. pág. 165. 3 El padre Balsari, al enviar esta copia, rectifica otra aserción contenida en el Vol. IV, pág. 119, donde se dice que el can. Gastaldi hizo el noviciado en Stresa, pero que <> y lo enviaron a Inglaterra <>. Escribe el padre (**Es16.506**))
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