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((**Es16.458**) De norte a sur, van en aumento los testimonios de respeto, veneración y cariño. Es una verdad patente que, según su costumbre, el santo varón se hace todo a todos: escucha a pequeños y grandes y bendice a todo el mundo con el mismo afecto de corazón. En Lyon llevaban los enfermos y los paralíticos a la puerta de las casas adonde él iba, para que los bendijera. En París cercaban la casa donde recibía y esperaban a menudo hasta siete y ocho horas para ver llegar el turno y hablarle; era a veces medianoche y aún esperaban. En Lille he visto yo mismo a personas aguardando a su puerta a las seis de la mañana; pero las escenas, que me han parecido más enternecedoras, son las que contemplé ayer en Amiens. Celebraba la misa a las diez en la espaciosa catedral, en aquella inmensa iglesia que ocupa una superficie de ocho mil metros cuadrados y cuya altura, alcanza los cuarenta y tres metros del pavimento a la bóveda. El gentío, emocionado y recogido, se apiñaba en la amplia nave y, al evangelio, escuchaba la palabra sencilla y sin artificio del Siervo de Dios. El púlpito, adosado a una de las inmensas columnas, tiene la base adornada con una estatua colosal de San Vicente de Paúl, que tiende una mano al cielo y muestra con la otra un niño que tiene a sus pies: parecía abrazar con sus dos manos al predicador situado sobre él. A primeras horas de la tarde, en la obra del Patronato, se presentaban enfermos y numerosas familias. Llegaban las madres rodeadas de sus numerosos hijitos, y llevando en sus brazos al más pequeño; querían que el hombre de Dios los tocara y bendijera, y don Bosco los bendecía, los tocaba y les daba una medalla. El gentío le siguió hasta la estación, y estaba ya en el vagón, cuando la gente se arrodilló de nuevo para ((**It16.558**)) recibir la última bendición. Los mismos empleados de la estación, enternecidos a la vista de aquellas escenas evangélicas, se arrodillaron con emoción. Un representante de la prensa, que se encontró en su departamento, ganado a su causa, le entregó su ofrenda y se inscribió como cooperador salesiano. Se habla de milagros de curación, de gracias obtenidas; el más hermoso milagro es ver a las multitudes ávidas de agolparse alrededor de este pobre anciano, para escuchar su palabra sencilla y recibir su bendición; lo son, sobre todo, las numerosas conversiones, que Dios opera mediante su palabra y su bendición. Matrimonios, separados de mucho tiempo, que reencuentran la paz; pecadores empedernidos, que vuelven a Dios; es así como siembra Dios las gracias al paso de su siervo. >>Cuál es el secreto de tantas maravillas? Lo encontramos en el evangelio. <>. <>. Don Bosco es un hombre que cree en el evangelio, y todo lo que está escrito en el evangelio se realiza en él. Que se digne obtener mediante sus oraciones la multiplicación de los hombres, que, como él, creen en el evangelio, y las naciones católicas se renovarán muy pronto. (**Es16.458**))
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