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((**Es16.350**) atención a los principios, para impedir males mayores después. Lo dice la experiencia. Si alguien puso en apuros al Director y a la casa, empezó por dejar la meditación, las prácticas de piedad; después vino algún periódico, alguna amistad particular. íEn una palabra, desórdenes! 4.° Recuerden además los Directores que son responsables de la moralidad propia, la de los Hermanos y la de los jóvenes. Estos son pequeños y no hablan; pero, cuando se encuentran con los parientes, dicen y aumentan, si es menester, con detrimento de nuestro aprecio y de la gloria de Dios. Hay ciertas demostraciones inocentes de afecto con los jovencitos que el Superior puede permitirse, pero no otros y únicamente con el fin de encauzarlos al bien. 5.° Tocante a castigos, insístase siempre en que se practique el sistema preventivo. Sucede que algunos abofetean y castigan a los jóvenes durante una semana entera. Recuérdese que el maestro puede reprender, reprochar, pero no dar castigos corporales. Dé parte al Director, el cual aplicará el sistema preventivo. Sucede a menudo que los jóvenes son menos culpables de lo que se cree, como lo demuestra la experiencia. ->>Los hay que desean castigar? Corrija el Director, pero jamás en público, ni delante de los jóvenes. Hablando a solas es más fácil obtener que se dobleguen a la voluntad del Superior y al sistema preventivo. De este modo se obtendrán algunos beneficios. a) Se ganará la confianza de los jóvenes. b) Aumentaremos el número de las vocaciones. c) Cuando salgan, tendremos amigos; de lo contrario, enemigos. d) Nunca se harán peores; ((**It16.418**)) darán buen ejemplo o no lo darán malo. 6.° No pretendan los Superiores de las casas que todos sus hermanos sean perfectos. Háganles de padres, ayúdenlos, encamínenlos a la perfección. Al principio, podía don Bosco ir a visitar a menudo las casas y dirigir personalmente. Ahora aténgase el Director a las Reglas y no trate nunca ásperamente a nadie, diciendo, por ejemplo: Así o afuera. Tenga caridad y, si hay alguno que no se adapta a la casa, escríbase al Superior General, que lo arreglará todo. Al llegar aquí, don Celestino Durando preguntó sobre nuestra participación en las elecciones administrativas. Don Bosco contestó: -Por sistema siempre me abstuve. Me ha parecido que no eran útiles. Esta ha sido la norma seguida. De ordinario, no se vaya a votar. Si hace falta o se estima conveniente, váyase; pero privadamente. En las casas, que de alguna manera dependen del Ayuntamiento, no se vaya nunca. (**Es16.350**))
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