Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es16.348**) transitoria) y que, por consiguiente, hubiese un comedor expresamente destinado al efecto, donde tomase parte alguno para hacer compañía, siguió diciendo poco más o menos de esta manera: -La Congregación necesita una purga. Lo primero es cerrar la casa a toda mujer. No duerma ninguna en casa; que no venga ninguna a dormir a casa. Tómese esto en seria consideración. En segundo lugar es preciso cuidar que lo establecido, para separar a las Hermanas, se lleve a cabo lo antes posible, pues es cosa de suma importancia... Debido a informes que llegaron a ((**It16.415**)) Roma, algunos de la Congregación de Obispos y Regulares propusieron una visita apostólica, que se habría llevado a efecto, de no haberlo impedido el Padre Santo. Una visita de esta clase habría sido en desdoro de nuestra fama. Fue la causa el hecho siguiente. Se denunció a la Santa Sede algo lúbrico, con visos de verosímil; pero que afortunadamente no respondía a la verdad. Que un Salesiano, el cual iba frecuentemente por los talleres de costura de las Hermanas, había concertado la fuga con una de ellas; pero que, por causa imprevista, falló el golpe. Este fue en sustancia el contenido del informe. Todo esto fue referido por escrito al cardenal Ferrieri, el cual propuso al Padre Santo la mencionada visita. Propuso después don Francisco Cerruti que se fijase un tiempo para realizar las obras necesarias de la separación de las Hermanas, y don Bosco contestó: -Os doy un año a partir del día de hoy. Finalizado el año, se hará una visita oficial, para ver si se ha cumplido o para dar prisa al cumplimiento de las obras. Al discutirse el tema de las ordenanzas profesionales y las vocaciones religiosas de los aprendices, se trató de la conveniencia de alejar a los sujetos peligrosos. -Convendría hacer, dijo don Bosco, lo que le vi hacer a cierto sujeto con el trigo. Estaba yo viendo cribar el trigo y había muchas personas ocupadas en esta tarea. -Quiero aprender a cribar el trigo, dije. -Bueno, me contestaron, haga lo que hacemos nosotros. Uno tenía un saco y echaba el trigo en la criba. Otro la zarandeaba y caía abajo tanta granza que yo creía completamente acabada la operación. Pero aquel trigo se pasaba a otra criba, y aún caían residuos. Creí que ya bastaba; pero no era así. Una tercera criba, más fina, dejó caer todavía algunas impurezas. -Ahora ya estará bien, dije yo; lo demás será perder tiempo. -No, mire, fíjese bien. Este trigo no está limpio; estos granitos, (**Es16.348**))
<Anterior: 16. 347><Siguiente: 16. 349>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com