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((**Es16.346**) del noviciado y de la moralidad. En la sesión de la tarde del día cuatro, exhortó a los Capitulares a tener presente en sus decisiones este principio: -Una de las cosas que debemos tener en cuenta es que lo que hoy se decide debe servir de norma de aquí a diez, a veinte, a cien años; y, por eso, hemos de imitar al pintor que dice: Aeternitati pingo (pinto para la eternidad). Sobre el Boletín, dijo don Bosco: -Una cosa son los Cooperadores Salesianos, que son nuestros bienhechores, y otra los suscriptores al Boletín como revista. El Boletín no es más que un medio para dar a conocer nuestras obras, y mantener unidos a los buenos cristianos con un único espíritu y un mismo fin. Por consiguiente no debe ser considerado solamente como una revista para difundir la verdad y las noticias. Actualmente las personas que hacen el bien por motivos políticos ya casi no saben en qué emplear sus haberes en obras pías; por consiguiente nuestro fin es dar a conocer nuestras obras en el Boletín para que, si Dios quiere, ayuden a las obras salesianas. Pero debemos difundirlo como una revista conocida por todos. Enseñó, además, a defender esta publicación contra las acusaciones de los que la tachan de soberbia o vanidad. -El Boletín, dijo, está escrito para nosotros y para los Cooperadores, que desean conocer perfectamente nuestras obras. Con respecto a los Cooperadores hizo dos recomendaciones, a saber; que se promoviesen las dos conferencias anuales, en las que se hiciese ((**It16.413**)) la colecta y se enviase la limosna, y se explicase claramente la finalidad de los Cooperadores, que es la de ayudar a la catequesis, difundir la buena prensa, enviar los muchachos a buenos colegios. -A nosotros, observó, no nos importa recibir cien liras más o menos, sino conseguir la gloria de Dios. Por esto, si los Gobiernos, no nos lo estorban, el Boletín llegará a ser una potencia, no por lo que es en sí mismo, sino por las personas que reunirá. Si los Cooperadores conocen bien su finalidad, no sólo nos ayudan, sino que completan abundantemente las obras propias de los Salesianos. Quiso don Bosco manifestar también en este capítulo la importancia que él daba a la compilación de las crónicas de cada colegio, y animó a los directores a preocuparse seriamente de ellas. Ordenó a todos que, para el año siguiente, llevasen la crónica de la propia casa y puso de relieve cómo, con este medio, se preparaba un precioso y rico material para la historia. (**Es16.346**))
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