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((**Es16.324**) un amigo del corazón, tras una larga ausencia. Muchos de los más próximos lo abrazaron, dando prueba elocuente de lo que es el afecto, que el sacerdote de Cristo sabe conquistarse en el pueblo. Aquella escena tan conmovedora arrancó muchas lágrimas de alegría. Después, el padre Costamagna se encaminó, seguido por el gentío, hacia la iglesia de San Carlos, donde se habían reunido muchas otras personas y, profundamente conmovido, dirigió a los fieles unas breves palabras de agradecimiento, llenas de suave unción>>. El sueño al que aludía don Bosco en la posdata de la carta a don Santiago Costamagna, era una dramática representación alegórica en torno al porvenir de las Misiones salesianas por América del Sur; porvenir de una grandiosidad épica, presagiado ya por los que intuían algo que no era puramente humano en la Obra de don Bosco. Una revista francesa 1, por ejemplo, ((**It16.385**)) en un artículo sobre la propagación de la fe, escribía: <(**Es16.324**))
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