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((**Es16.292**) El mal reprimido encono de algunos periódicos italianos buscó un desahogo. Si se hubiesen contentado con satisfacer los antojos de sus perversas insinuaciones políticas y su manido volterianismo de moda, menos mal; pero, su intento fue más lejos aún, hasta descargar un golpe siniestro contra don Bosco. La jugada partió de la Gazzette del Popolo, la cual no se limitó a ridicularizarlo, como lo hizo el Temps, calificando de neopaganismo aquel excesivo rezar y diciendo que don Bosco había llegado a ser presque un Dieu (un semidiós) 1; sino que añadió la calumnia a la burla. En el número del día veinte de julio ((**It16.346**)) bajo el título de <> presentó cínicamente a los lectores este articulejo: <> instituto un expediente del mismo tipo que el recientemente incoado para el Seminario episcopal de Biella 3. Queremos esperar que aquí no se trate más que de una falsa alarma. Sin embargo, como quiera que se añade que, en confirmación de los hechos que serían base de la acusación, existen los efectos de una enfermedad particular, queremos esperar también que en un sentido u otro se hará amplia luz. En este intento, sería oportuno que la noticia del desagradabilísimo incidente fuese remitida al punto al peregrino (al efecto, aún por medio de los propietarios de Frohsdorf, el conde o la condesa), para que acuda en seguida a poner remedio>>. Para comprender el sentido de esta cauta y malvada insinuación, es preciso saber que un joven de cierta obra pía de Turín había regresado a su casa y se le encontró contagiado de cierta enfermedad. Aunque no era posible ignorar que el muchacho no procedía del Oratorio, se tuvo la osadía de introducir por fines masónicos esta afirmación en la relación dada al negociado de higiene y se necesitó toda la influencia del doctor Albertotti, médico del Oratorio, para hacer que se borrase semejante infamia; pero éste la llegó a conocer mucho tiempo después, 1 Le Temps, 24 de julio de 1883. 2 Los monárquicos llamaban hijo del milagro al Conde de Chambord, por las circunstancias en que nació, casi seis meses después de ser apuñalado su padre por un emisario de las sectas. Por esto la curación se llamó el segundo milagro. 3 Más exactamente hubiera tenido que decir colegio internado episcopal, abierto junto al seminario. Los alumnos, que eran de familias acomodadas, vestían uniforme de seglar y cursaban el bachillerato como en cualquier otro internado privado. (**Es16.292**))
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