Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es16.271**) En aquel otoño hubo otra visita, que no hizo ruido alguno en casa, pero que tendría consecuencias de altísimo valor. Aquella vez don Bosco estaba en casa. Presentóse a él un sacerdote joven, esbelto, de ancha frente, aire de persona dada a la reflexión, ponderado en el hablar y respetuoso en los modales. Después de una conversación que no se quedó en cumplidos, el Siervo de Dios dijo a su visitante: -Ahora ((**It16.321**)) querido don Aquiles, es usted dueño de casa. Siento no poder acompañarle, porque estoy muy ocupado; no puedo tampoco darle un guía, porque todos están ocupados. Usted vaya de un lado para otro y mire y observe cuanto quiera. Don Aquiles Ratti, que hacía sus primeras experiencias en la biblioteca Ambrosiana de Milán, bajo la guía del doctísimo monseñor Ceriani, deseaba conocer especialmente cómo estaba organizada la escuela tipográfica del Oratorio y, en general, cómo funcionaban las escuelas profesionales. Le interesó muchísimo la tipografía, con sus dependencias de fundición de tipos y encuadernación. Cuando volvió a ver en el comedor a don Bosco, éste le preguntó si había visto algo bueno y el sacerdote contestó: Vidi mirabilia hodie. (Hoy he visto maravillas). Era la época, en que los Directores de las casas iban a la casa madre para conferenciar con don Bosco, exponerle su situación, sus deseos y proyectos y recibir sus consejos y sus normas. El Santo los recibía sencillamente en el mismo comedor, inmediatamente después de la comida. Cuando el huésped, a quien don Bosco detuvo para tomar el café, advirtió que empezaban las audiencias, mostró prisa por marcharse, pero don Bosco le dijo: -No, no; quédese, puede quedarse. El primero que inició el coloquio fue un Director de Francia. Don Bosco estaba de pie, apoyado a la mesa. El tema de la conversación no era todo él de cosas alegres; mas, por el aspecto de don Bosco, Besançon. Ingresó en la milicia eclesiástica, después de la revolución de julio, y pronto llegó a ser profesor de retórica y de historia en el Seminario Menor de Estrasburgo, después en el Colegio de Inilly. Como era elocuente orador y tenía hermosísima voz, dejó la enseñanza para dedicarse a la predicación. Cosechó aplausos en París, Cambrai y Roma y mereció que el Padre Santo Pío IX, que sabía apreciar los ingenios selectos, le destinase, el 17 de enero de 1848, al gobierno de la diócesis de Carcasona. Fue trasladado el 23 de marzo de 1855 a la diócesis de Evreux, que necesitaba un hombre práctico y prudente, para apaciguar las discordias y arreglar los asuntos, y cumplió esta misión con tal espíritu de caridad y de justicia que fue promovido el 18 de marzo al arzobispado de Ruán, que gobierna desde hace veinte años. Tiene noble aspecto, alta estatura y modales muy corteses. El Santo Padre Pío IX lo hizo y proclamó Cardenal en el Consistorio del 21 de diciembre de 1863 con el título de San Clemente. Perteneció al Senado en el que se mostró ardiente defensor del Poder temporal de los Papas. Tenemos de él dos tomos publicados en 1875 con el título: Philosophie du Christianisme. (**Es16.271**))
<Anterior: 16. 270><Siguiente: 16. 272>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com