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((**Es16.188**) Residía en la capital francesa Francisco II, el rey destronado de Nápoles, y su domicilio no distaba mucho de la calle Ville l'Evêque. Conocía y apreciaba a don Bosco 1, y se esperaba que le iría a visitar; pero, al ver que no iba, se quejó de ello a la señora de Champeau. Esta se encargó de notificar al Santo el deseo y el disgusto del exrey y haría sin duda sus buenos oficios; pero, ignoramos cuál fue el resultado. Lo cierto es que no hubo ninguna visita. También el obispo de Evreux, monseñor Francisco Grolleau, notificó al Siervo de Dios, por medio de su diocesano el conde De Maistre, que necesitaba verlo; y le suplicaba, por tanto, una visita en nombre de la caridad de Jesucristo y también de los sentimientos de fe y de deferencia, que él profesaba a los Pastores de la Iglesia 1. El conde de Waziers presentaba al Santo la expresión de sus respetos, ((**It16.218**)) le manifestaba cuánto se alegraría su familia al recibir su visita y aducía una serie de razones para convencerlo 2; el señor Maujouan du Gasset quería que fuera a Nantes, une des villes le plus catholiques de la Bretagne et de la France, donde había muchos amigos de su Obra 3; el deán de San Jaime en Douai ponía a su disposición la iglesia y la casa rectoral 4; una señora descendiente de antepasados rusos le escribía una curiosa carta desde San Remo, donde le había conocido, invitándole para ir a Pau 5; Las Hijas de la Cruz renovaron tres veces la súplica, para que fuera a consolar a la superiora enferma y viera sus necesidades espirituales 6; la condesa de Medu pedía a don Camilo de Barruel que fuera don Bosco al colegio de las religiosas del Sagrado Corazón en la calle Picpus. Todos estos y muchos otros deseos quedaron insatisfechos por la imposibilidad de encontrar tiempo para ello. Hay, además, otras peticiones de visitas, que no sabemos si fueron atendidas o no. Proceden de comunidades y de familias y tienen, como las anteriores, su valor por las manifestaciones que en ellas hacen, muy útiles para calcular el concepto en que don Bosco era universalmente tenido. Así las religiosas de María Libertadora quisieran que don Bosco fuese a celebrar una misa a su casa, después de la cual harían una colecta para su obras (calle Calais, veintitrés de abril); la superiora de las Siervas de María le ruega que vaya a bendecir a su 1 Véase Apéndice, doc. núm. 41. 2 Véase Apéndice, doc. núm. 42. 3 Véase Apéndice, doc. núm. 43. 4 Véase Apéndice, doc. núm. 44. 5 Véase Apéndice, doc. núm. 45. 6 Véase Apéndice, doc. núm. 46, A-B. (**Es16.188**))
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