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((**Es16.138**) particular de Víctor Hugo, que, de ser verdaderas, socavarían toda base de credibilidad a la narración. Pero, últimamente, un testimonio de primera calidad ha venido a quitar toda duda acerca de la veracidad histórica del hecho, proporcionando, al mismo tiempo, alguna noticia inédita, útil para su confirmación. El abogado Boullay, miembro a la sazón del consejo administrativo de la obra de Auteuil 1 y testigo ocular de lo que vamos a narrar, nos ofrece garantía segura de la verdad. El veinte de mayo se celebró, sin lugar a dudas, una entrevista en el orfanato del abate Roussel. Don Bosco fue dos veces, como veremos, a visitar aquella casa. Cuando el abate supo que volvería por segunda vez, invitó también a su amigo Boullay para que recibiera su bendición junto con sus hijas. El abogado llegó a eso de las cuatro y media de la tarde y encontró el patio de la casa atestado. Al encaminarse hacia la casa del Director, vióle salir acompañado de un anciano, más bien bajito de estatura, de barba blanca y espesa, que se encaminó por una alameda solitaria. En seguida adivinó quién podía ser, pero parecióle tan increíble la cosa, que sintió necesidad de preguntar al abate: ->>El señor, a quien usted acompañaba ahora mismo, es Víctor Hugo? ((**It16.157**)) -Sí, pero íchitón! No diga nada a nadie. Quería hablar con don Bosco y ha venido a verle secretamente en mi casa. Lo ha atraído la actividad filantrópica de este apóstol de la juventud. Pocos minutos después pasó el abogado Boullay con sus hijas a la habitación de don Bosco, el cual les bendijo. Después, hechos los cumplidos del caso y roto el hielo, aquél se resolvió a decirle: -Padre, acaba usted de hablar con un gran personaje. ->>Quién se lo ha dicho? -El abate Roussel. -Si es así, puedo decirle que sí; he hablado con Víctor Hugo. Me ha hecho profesión de fe espiritualista; pero yo creo que, si retrocede, será por respeto humano. Su entourage (su entorno), como él mismo me ha dejado entender, es hostil a cualquier idea religiosa... íEh, ya es viejo, no hay que abusar de la gracia de Dios! También se lo he dicho a él... Hay una circunstancia que contribuye a explicarnos la razón de la visita de Víctor Hugo a don Bosco. Su espíritu había recibido una tremenda sacudida. El 11 de mayo, después de una larga y desgarradora 1 Véase vol. XIII, pág. 626 y sigs. (**Es16.138**))
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