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((**Es15.665**) aquí nos arma guerra el diablo, pero con la ayuda de Dios y de María Auxiliadora triunfaremos. Ayúdenos con sus valiosas oraciones, muy querido Padre. Lo nuestro marcha bien. Todo procede ordenadamente; meditación y lectura espiritual comunitariamente; las reglas en su plena observancia; armonía entre todos y buen humor. Las escuelas han empezado, aunque no tengamos hasta ahora más que unos treinta alumnos. Todos quieren presentarle sus saludos y besar su mano. Lo hago ((**It15.780**)) yo por todos, implorando, en defensa de las presentes y futuras persecuciones, su paternal bendición. Roma, 30 de octubre de 1882. Su muy affmo. hijo en Cristo FRANCISCO DALMAZZO, Pbro. 64 Respuesta a la carta del 19 de julio de 1883 del señor Conde Francisco Vespignani dirigida a su Eminencia Rvma. el Sr. Cardenal Vicario Razones por las que el señor Conde, el Ingeniero, querría declinar el encargo de dirigir la construcción de la nueva iglesia del Sagrado Corazón. 1.° Por haber variado las dimensiones de algunos números y de algunas bóvedas, reduciendo precisamente a la mitad las pilastras n.°s 58 y 62, suprimiendo la pilastra entre el n.°s 61 y 62, y efectuando la bóveda del subterráneo de la sacristía con el espesor de una sola zapata de ladrillo, grueso del todo insuficiente para la estabilidad de una bóveda de 7,25 m de amplitud. Respuesta. Las variaciones introducidas fueron consentidas y aprobadas por el señor Ingeniero ayudante. Para hacer más aprovechable el subterráneo fue el señor ingeniero Grazioli quien sugirió se sustituyera la pilastra suprimida por un grueso arco de ladrillos. Como no había dibujo para la sacristía, el Contratista se entendió con el Ingeniero ayudante para la construcción de la bóveda de los subterráneos. No recuerdo en cuánto se redujo el grueso de algunos muros, pero me parece que no ha sido la mitad. De todas formas no se transgredió ninguna prescripción y cuando el ingeniero Grazioli visitó la obra, la encontró bien hecha. 2.§ Por haber procedido a levantar una pilastra monolítica de granito sin las necesarias cautelas y sin colocar los refuerzos en las armaduras ordenadas por mi ayudante el ingeniero Grazioli acelerando en un día la maniobra para eludir su vigilancia y obligándole a encontrarse inútilmente en el tajo a las cinco y media de la mañana. Esta desprevención pudo haber ocasionado una grave desgracia dados los inconvenientes habidos en el levantamiento de la misma pilastra. Respuesta. Ignorando del todo que se hayan dado órdenes para reforzar algunas armaduras, se desearía conocer a quién se dieron expresamente esas órdenes. No hubo ninguna desgracia, pero es cierto que algún refuerzo, aunque en un punto secundario, habría proporcionado mayor seguridad y facilidad para la maniobra. Don Angel Savio se lamentó de ello aquel mismo día con el Contratista. No se buscó eludir la vigilancia del señor Arquitecto, la cual se deseó muchas veces inútilmente. (**Es15.665**))
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