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((**Es15.603**) lección de catecismo en 1841 en la iglesia de San Francisco de Asís en Turín. Con el andar del tiempo, se fundaron y realizaron las siguientes obras: 1.° Oratorios festivos y centros de recreo. En ellos se recogen y entretienen los chicos más abandonados con agradables juegos durante varias horas del día. Estos juegos son la gimnasia, los saltos, carreras, columpios, tejos, música vocal e instrumental, declamación, teatro, etc. Por la mañana, a una hora establecida se les da comodidad para confesarse, ((**It15.704**)) comulgar, oír la santa misa, la explicación del Evangelio. Después, un poco de clase dominical. Por la tarde, se da el catecismo por clases, se cantan las vísperas y sigue, después, una breve instrucción general y la bendición con el Santísimo Sacramento. A continuación, recreo hasta el anochecer, y, después, clases hasta las ocho, solamente durante el invierno. Antes de que los alumnos se vayan a sus casas, algunos buenos señores, llamados Colaboradores o Cooperadores, buscan a los que no tienen trabajo, mientras otros Colaboradores. procuran acompañarlos a algún honrado patrono que les dé trabajo a la semana siguiente; 2.° Para los muchachos mayores, a quienes no les basta la instrucción de los días festivos, se fundaron las Escuelas nocturnas. En ellas, se les enseña el catecismo y los cursos elementales, dentro de los límites y ramos de enseñanza, que se cree convienen a un aprendiz; 3.° Escuelas diurnas para aquellos muchachos que, por ir mal vestidos o ser algo rebeldes, no pueden ir a las escuelas públicas; 4.° Internados. Los internados tienen la finalidad de prestar asilo o albergue a aquellos muchachos pobres y abandonados, faltos de techo, comida, vestido y asistencia. En estos centros, los alumnos se dedican a las artes y oficios, y algunos siguen también los estudios clásicos. Pero todos asisten a las clases nocturnas, donde se les enseña la instrucción elemental, profesional, música vocal, instrumental, canto llano, piano, armonio, órgano y cosas parecidas. Entre los estudiantes, muchos llegan a ocupar cargos civiles y comerciales, otros se dedican a la enseñanza o ingresan en el ejército, mientras algunos, siguiendo su vocación, vuelven a sus respectivas diócesis y abrazan la carrera eclesiástica. Muchos se hacen misioneros y van a las misiones extranjeras del Brasil, Uruguay, República Argentina, y llegan hasta los mismos salvajes de las Pampas y de la Patagonia. En estos últimos tiempos, los campos piden brazos para cultivar la tierra y, por ello, se fundaron algunas colonias agrícolas en Italia, en Francia y en América, lo mismo para muchachos que para huerfanitas. De éstas se encargan las Hijas de María Auxiliadora, que forman un segundo grupo y hacen con las muchachas pobres lo mismo que los Salesianos procuran hacer en favor de los muchachos. Parta el sostenimiento de todas estas obras, se acude a los Cooperadores Salesianos que constituyen una especie de orden tercera, algo diferente de la de los Franciscanos y Dominicos. Estos tienen por fin promover el espíritu de piedad entre los que viven en el mundo, mientras que los Cooperadores Salesianos se proponen, como norma principal, realizar obras de caridad para ayudar a la buena conducta y a la sociedad civil, dirigiendo sus especiales cuidados a los muchachos pobres y abandonados. ((**It15.705**)) La Asociación de los Cooperadores ha sido fundada, aprobada y enriquecida con muchas indulgencias por el gran Pontífice Pío IX. El Papa reinante, León XIII, es el jefe supremo de los Cooperadores. La manera como pueden cooperar los asociados está descrita en el Diploma de inscripción y en el reglamento anejo. Al presente, hay ciento treinta casas en las que reciben educación cristiana cerca (**Es15.603**))
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