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((**Es15.483**) primera: <>. Por la segunda carta, fechada el veintitrés de octubre, advertimos solamente que don Bosco respondió a la primera con palabras de mucho consuelo; y, como le preguntara qué lengua debía emplear para escribirle de nuevo, el Duque le contestaba: <>. Nos encontraremos de nuevo con el piadoso Duque en el transcurso de estas Memorias. Como en tiempos pasados, la santidad de don Bosco atraía la atención de los obispos, cuando necesitaban conducir de nuevo al seno maternal de la Iglesia a algún sacerdote extraviado. Tal fue el caso del pobre DON PABLO ORIOLI Don Pablo Orioli, de la diócesis de Mantua, era un capellán que fungía de párroco en la parroquia de Canneto, cuando, al quedar ((**It15.561**)) vacante la de Paludano, la población, soliviantada por el que deseaba formar una Iglesia Nacional Italiana comenzando por la diócesis de Mantua, rechazó al legítimo párroco nombrado por el Obispo y, mediante una suscripción con acta notarial, le eligió por corta mayoría a él. Este aceptó, tomó posesión y, aunque la autoridad civil no lo reconoció como párroco, se le consideró como una especie de ecónomo espiritual, con vivienda en la casa parroquial y con el sueldo correspondiente al cargo. Esto sucedía el año 1874. Un decreto ministerial subió la asignación en el 1876 de ochocientas liras a dos mil, importe de la mitad del sueldo, acordándose la otra mitad a la fábrica 1 La libra esterlina equivalía a mil liras italianas de antes de guerra. (**Es15.483**))
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