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((**Es15.424**) porque así obligará a la Providencia a intervenir y, mientras tanto, mantiene a la Junta en la necesidad de moverse para aumentar el número de los suscriptores>>. Respecto al <>, que recuerdan las actas sumariamente, nos da más detalles el director, don José Bologna, testigo ocular. Una rica señorita, enferma y postrada en cama desde hacía tres años, apenas recibió la bendición de don Bosco, se levantó y después le acompañó hasta la puerta. Todos estaban maravillados y lloraban. Las mujeres de servicio parecían locas. La señorita gritaba con todas sus fuerzas: -La Vierge m'a guérie! La Vierge m'a guérie! (íLa Virgen me ha curado!). El mismo don Bosco, apenas podía calmar a la madre. En la casa lloraban todos y don Bosco con ellos. Don José Bologna cuenta otras tres gracias, <>. Un joven que tenía una fístula en un ojo, recibió su bendición y quedó perfectamente curado a los dos días. Una pobre mujer fue a recomendar a una hermana suya que no podía moverse del sillón, en que la colocaban, y cuando volvió a casa la encontró curada por completo. El domingo diecinueve de febrero visitó a una señora que estaba muy grave, víctima de una pleuresía violentísima, y los médicos no daban ninguna esperanza. Don Bosco rezó, le dijo que recitara una oración hasta la fiesta de san José y le aseguró que curaría. En efecto, tres días después estaba en plena convalecencia. Una cuarta gracia de las que no hacían ningún ruido, la cuenta D'Espiney en las posteriores ediciones de su Dom Bosco. Una señora, deshecha en llanto porque sus hijos, el yerno y la nuera la trataban muy mal, acudió a don Bosco en busca de una palabra de consuelo. -Rece a María Auxiliadora, le dijo él, y venga mañana a comulgar en mi misa, ((**It15.490**)) que yo aplicaré por usted. La señora obedeció. Y ícuál no fue su maravilla, al volver de la iglesia y encontrarse en el salón a sus hijos que lamentaban su mal comportamiento con ella y le prometían formalmente repararlo en adelante. Sellaron con lágrimas y abrazos sus buenos propósitos 1. En Marsella manifestó también su espíritu profético. El coadjutor Luis Nasi tenía el honor de servirle de barbero. Un día, mientras besaba su mano, después de afeitarle, díjole don Bosco: 1 En la Vida en dos volúmenes, aparece en el año 1882 (vol. II, pág. 530) la curación de la señorita Flandrin. Pero D'Espiney la cuenta en la edición de 1881 como sucedida aquel mismo año. Por otra parte, las circunstancias de la salida de Marsella en 1882 no se concilian con las del suceso. (Véase más atrás pág. 60). (**Es15.424**))
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