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((**Es15.352**) Pocos días antes se había dirigido a la princesa Clotilde, hija de Víctor Manuel II y esposa de Jerónimo Bonaparte, que habitualmente vivía en el castillo de Moncalieri. Alteza Real Imperial: Creo que V. A. R. I. sabrá que el Padre Santo ha confiado a los Cooperadores Salesianos la construcción de la iglesia y el internado del Sagrado Corazón en Roma. Yo soy el postulante principal, que va buscando, en nombre de Su Santidad, los medios necesarios que, en realidad, empiezan a faltar. Por esta razón me he atrevido a recurrir también a la reconocida bondad de V. A. R. I. que, en la medida de lo posible, no rehúsa nunca cooperar en favor de las obras de beneficencia. Tengo, además, un motivo especial en este caso, puesto que se trata de honrar al Sagrado Corazón de Jesús, a quien sé tiene V. A. mucha devoción. Por la circular que le adjunto, podrá conocer mucho mejor la extensión e importancia de la obra. La construcción alcanza ya la altura de seis metros, a nivel del suelo. Yo me valgo del señor Canónigo, el preboste Ballesio, mi exalumno, a quien puede entregar, si le parece bien a V. A., la respuesta que le inspire la caridad de su corazón. Por mi parte puedo asegurarle que, en medio de las pasadas vicisitudes, siempre he encomendado a V. A. y a toda su augusta familia en nuestras oraciones comunitarias y privadas y le prometo que seguiremos haciéndolo en adelante, juntamente con los ochenta mil muchachos que la divina Providencia recoge en nuestras casas. ((**It15.405**)) Que Dios la bendiga, piadosa y digna princesa de la casa de Saboya. Dios conserve en buena salud y en su santa gracia a V. A. y a todos sus hijos y me permita que, con la máxima veneración, tenga el alto honor de poderme profesar humildemente De V.A.R.I. Turín, 24 julio 1881. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Aunque nos faltan documentos para probarlo, con todo estamos convencidos de que la <>, como el pueblo la llamaba por sus virtudes y obras benéficas, haya hecho llegar al Beato el óbolo de su caridad, de un modo secreto o quizá bajo otro nombre. Estas dos almas santas no se encontraron nunca en esta vida. En los últimos años de la vida de don Bosco la Princesa deseaba con ardor una entrevista con él; pero la etiqueta de la Corte no le permitía ir a su casa y los achaques y consideraciones le impedían a él ir a Moncalieri. Finalmente se pudo combinar por medio del canónigo Ballesio que la Princesa iría una mañana a la sacristía de María Auxiliadora, donde la esperaría don Bosco; pero éste, poco después de lo acordado, cayó en cama y ya no se levantó. (**Es15.352**))
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