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((**Es15.340**) contra el <>, definiendo su nueva iglesia como <>; que por eso la inauguraba el día en que el pueblo era <>, naturalmente su derecho electoral. Este carácter quitaba a la iglesia de San Juan el derecho a ser un monumento a Pío IX <>. En su estatua, veían los ojos del escritor la figura del <>, porque llevaba sobre su cabeza la tiara, por lo que se les ponía en guardia a los <> haciéndoles reparar en este contraste: <>. Otro periódico todavía peor le atacó en dos números consecutivos. Salía los domingos y llevaba el título sacrílego de <> (Jesucristo). Lo dirigía el mismo tránsfuga de la Crónaca. En el número del 22-29 de octubre se leía impresa con letra negrita, esta noticia: <>. Contenía además tres cargos directos contra don Bosco. Ante todo un largo artículo titulado <> comenzaba así: <((**It15.391**)) envuelve en doctrina católica, pero bajo una corteza de oro esconde un vicio, una fealdad>>. Antes de decir en qué consistía esa gran mentira, se describe un don Bosco primitivo que <> y aquel don Bosco conmovía al periodista; y más aún, hasta nos conmueve sinceramente a nosotros al leerlo. Pero el don Bosco primitivo no tenía nada que ver con el don Bosco posterior. El primero era la fiel reproducción de San Vicente de Paúl, el segundo la verdadera encarnación del agitador católico. La idea sublime de la hermandad había cedido a la de las grandes empresas: la política y la banca se habían confundido con el Evangelio. He ahí el vicio, he ahí la fealdad. Y la intentada demostración de cuanto afirma es un conjunto de falsedades que preceden a estas denuncias: <(**Es15.340**))
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