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((**Es15.330**) Qué buscaba en realidad don Bosco, al intentar que fuera un Cardenal, no aparece claro en nuestros documentos. Pero don Juan Turchi declaró en los procesos que el mismo don Bosco le había contado que monseñor Gastaldi no quería consagrar la iglesia ni permitía que se invitase a otro obispo; y que entonces él, para acabar con los chismes que ocasionaban dilación, había escrito a la Santa Sede y desde Roma se había puesto al Arzobispo en un dilema: que la consagrara él o se enviaría desde allí un obispo. El Beato, pues, siguiendo el consejo del cardenal Nina, tomó un término medio: aplazar la consagración para mejores tiempos y, entre tanto, para no prorrogar la apertura de la iglesia, obtener del Arzobispo la facultad de bendecirla. En este sentido escribió a principios de julio: Excelencia Reverendísima: Los trabajos de la iglesia de San Juan Evangelista tocan a su término y por ello los habitantes de aquel vecindario hacen vivas instancias para que sea abierta al público. Yo estoy conforme con satisfacer esta expectación; pero, teniendo en cuenta las actuales circunstancias, me limitaría a una simple bendición dejando la consagración para tiempo más oportuno. Parece que los sagrados cánones estén de acuerdo en afirmar que el Superior de una Congregación definitivamente aprobada por la Santa Sede, pueda hacer la ceremonia de la bendición de una iglesia perteneciente al propio instituto. Mas, si V. E. tuviera alguna duda, le ruego que explícitamente me otorgue tal facultad con las cláusulas que requieren los sagrados ritos. De Vuestra Señoría Reverendísima Turín, 5 de julio de 1882. Humildísimo y seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Pasaron veintidós días sin recibir ninguna respuesta; don Bosco rogó por escrito al Canciller de la Curia que le indicase si el Arzobispo, ((**It15.379**)) ausente de Turín desde principio de mes, hubiera dado alguna disposición respecto a su petición; pero el Siervo de Dios ignoraba una artimaña, que nosotros podemos revelar. El día antes de que llegase a su destino la carta del 5 de julio, Monseñor había salido para el santuario de San Ignacio de Lanzo, donde estaban reunidos unos sacerdotes para hacer ejercicios espirituales, por tanto, la carta de don Bosco fue abierta y detenida en la Curia. El canónigo Colomiatti, enterado o no del contenido, había escrito el día 6 al cardenal Nina: <(**Es15.330**))
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