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((**Es15.317**) En octubre fue a Roma la nueva Madre general. Don Bosco había enviado a Sicilia a don Juan Cagliero para visitar a los salesianos y a las hijas de María Auxiliadora y predicarles los ejercicios espirituales; pero éste se había entretenido en Roma y había visitado la casa de Magliano. Como se acercaba el tiempo de proseguir su viaje, la Madre Daghero le llevó algunas hermanas para que las acompañase hasta Trecastagni y les ayudase en los inicios de aquella función. Era una ocasión solemne. Una numerosa peregrinación de católicos italianos acudía a los pies de León XIII, en actitud de ((**It15.363**)) protesta y reparación por una reciente y gravísima ofensa contra el Vicario de Cristo. La noche del 13 de julio, al transportar los restos de Pío IX desde el Vaticano al lugar por él elegido para su sepultura, una banda de facinerosos, a sueldo de las sectas, asaltó al cortejo, intentando inútilmente desbaratarlo con toda clase de medios y amenazando, con furor satánico, arrojar al Tíber los sagrados restos del gran Pontífice. Por todas las partes del mundo y particularmente de un extremo al otro de Italia, se alzaron voces de indignación contra el atentado sacrílego. El 16 de octubre, cerca de veinte mil peregrinos italianos reunidos en la basílica del Príncipe de los Apóstoles aclamaban entusiasmados al sucesor de San Pedro. A la mañana siguiente, hubo una recepción en las Galerías vaticanas, donde los peregrinos se agruparon para esperar al Papa, divididos por regiones. La Madre Daghero y las hermanas se unieron al grupo piamontés, lo mismo que don Juan Cagliero y los otros salesianos. Nunca hubieran ellos imaginado una demostración tan grandiosa, sobre todo cuando el Padre Santo con un imponente cortejo de Prelados comenzó su recorrido. Así vieron con qué amabilidad se detuvo al oír nombrar a los salesianos y cómo se paró primero con el clérigo Eusebio Calvi 1 y después con don Juan Cagliero 2, y escucharon de los augustos labios del Papa las palabras: -Don Bosco es un santo. También ellas fueron presentadas a Su Santidad el cual, al oír: -Las religiosas de don Bosco, dijo: -íOh, bien, bien! >>Cuántas casas tenéis? >>Dónde las tenéis? La Madre Daghero, arrodillada, estaba tan emocionada y confundida que no encontraba palabras para contestar, pero acudió don 1 Véase, Apéndice, Doc. núm. 49. 2 Boll. Sal., noviembre 1881. Para el viaje de don Juan Cagliero a Sicilia, véase Apéndice, Doc. num. 50. (**Es15.317**))
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