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((**Es15.295**) en las mejores condiciones. Y entonces, con una rapidez extraordinaria, se empezaron los trabajos de adaptación para principiar también cuanto antes el internado. Pero, en lo mejor de los trabajos, comenzó a faltar el dinero; por ello, escribió don Bosco una circular en San Benigno, que mandó a Florencia, en la que decía: Desde lejos, acudo a su reconocida caridad para una obra totalmente dirigida a la juventud florentina en peligro. Creo será de su conocimiento que, para remediar un tanto el grave daño que causan los protestantes a los pobres muchachos de esta ciudad, se han comenzado un oratorio festivo y un internado para los más abandonados. Pero su gran número ha puesto enseguida en evidencia la incapacidad del edificio y el mucho bien que se podría hacer a un número mayor, si se tuvieran locales más espaciosos. Impelido, pues, por esta grave y creciente necesidad, animado por S. E. monseñor Cecconi, arzobispo de la diócesis y, confiado en la caridad de los florentinos, que nunca me faltó, me ha parecido bien empezar la reparación y ((**It15.337**)) agrandamiento de los locales ya ocupados. Los trabajos progresaron rápidamente; pero ha empezado a escasear el dinero y, a pesar de la buena voluntad, me encuentro en peligro de tener que suspender la piadosa obra dirigida al bien de la religión y de la moralidad. Para no dejar de intentar nada en una obra, que es de interés público y privado, acudo también a su celo y a su caridad. Dios recompensará ciertamente su acto de beneficencia; y los muchachos a quienes, gracias a su generosidad, se ayudará a volver al camino del honor y de su eterna salvación, ciertamente invocarán cada día las bendiciones del Cielo sobre usted y toda su familia. Confiando en su valiosa aportación, ruego al Señor que le conceda largos años de vida con buena salud, mientras, con todo mi agradecimiento, tengo el alto honor de profesarme, etc. Casi contemporáneamente se valió de una ocasión para manifestar a la condesa Uguccioni su gratitud y recomendarle indirectamente la obra. Nuestra buena mamá en J. C.: Asegure al señor Pestellini que rezaremos mucho por él en el altar de María y que confíe en la gran bondad de esta común bienhechora del género humano. Lo nuestro en Florencia ha comenzado; tendremos que hacer mucho, pero no faltará el auxilio de Dios. íAnimo! Usted será siempre nuestra querida mamá y la primera de nuestras bienhechoras. Que Dios la bendiga, benemérita señora mamá; y con usted a su familia grande y pequeña y continúe rezando por este pobrecillo que agradecido, será siempre en Jesús y María, Turín, 6 de octubre 1881. Su muy agradecido hijo JUAN BOSCO, Pbro. (**Es15.295**))
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